Hacer saber que el amor de Dios es para todos
Está estos días el Papa insistiendo mucho en el papel de todas las personas que hemos sido bautizadas. Y lo hace instándonos a cumplir nuestra vocación primera. Esta vocación es difundir que el Creador del universo entrega con liberalidad la bondad divina, bondad que nos procura a un tiempo su gloria y nuestra felicidad.
Esa bondad y amor del Padre tiene como destinatario a todo ser humano. Y el Papa insiste varias veces en este punto todos… todo ser humano, cada hombre y cada mujer es alcanzado en la medida en que dejemos obrar al Espíritu Santo.
Así que cualquiera que sea nuestra función en la Iglesia y el grado de ilustración de la fe personal, es posible anunciar la bondad de Dios como instrumento de la felicidad del ser humano. Es este un deber en todas partes y en todas las condiciones, aunque no se realice del mismo modo según las circunstancias.
En este tiempo de cuaresma, nos toca difundir la alegría de sabernos amados por nuestro creador, y ser su imagen.
María Puy