La Unidad Pastoral de Carballo inauguró su nuevo curso pastoral 2025/26 con una jornada de encuentro, reflexión y compromiso comunitario centrada en la catequesis. La apertura oficial tuvo lugar este lunes, 20 de octubre, y contó con la participación de Miguel López Varela, delegado de Catequesis de la Archidiócesis de Santiago, quien ofreció una amplia ponencia sobre los retos actuales de la transmisión de la fe y el papel renovador de la catequesis en la Iglesia gallega.
La jornada comenzó con una misa celebrada en la iglesia parroquial de Carballo, presidida por el párroco José García Gondar y concelebrada por los sacerdotes Eduardo Puga y Plácido Romero. Tras la eucaristía, los asistentes se trasladaron al salón de actos parroquial, donde, a las 20:30 horas, dio comienzo la conferencia de López Varela.
Una catequesis en tiempos de cambio
En su intervención, López Varela abordó con cercanía y realismo los desafíos que afronta hoy la catequesis, destacando la necesidad de adaptarse a los nuevos contextos sociales y familiares, marcados por la movilidad, la dispersión y el cambio generacional. Recordó que el actual proyecto catequético es fruto del trabajo conjunto de las cinco diócesis gallegas, que buscan ofrecer un itinerario común capaz de responder a la realidad de los fieles.
“Vivimos en un tiempo en el que la movilidad de las personas es constante”, señaló, subrayando que muchos niños y jóvenes cambian de localidad los fines de semana, lo que dificulta la continuidad en los procesos de formación cristiana. En este sentido, afirmó que “la coordinación entre parroquias es hoy una necesidad imperiosa”, con el fin de que cualquier niño o familia pueda continuar su catequesis en otra parroquia sin perder la continuidad del proceso.
El “tiempo de misión” y el “tiempo de catequesis”
El delegado diocesano presentó el lema pastoral del nuevo curso: “Tiempo de misión, tiempo de catequesis”, una propuesta que une la evangelización con la iniciación en la fe. Según explicó, la misión no puede limitarse al anuncio del Evangelio, sino que debe ir acompañada de un proceso de maduración personal y comunitaria.
“El que recibe el anuncio necesita después iniciarse en la fe, conocer a Dios personalmente y vivir los sacramentos”, afirmó. Con esta idea, defendió la importancia de recuperar una catequesis que actúe como puente entre la misión y la vida comunitaria, evitando que la fe se quede en una experiencia puntual o meramente emocional.
Para ilustrarlo, utilizó imágenes simbólicas como el “efecto dominó” y el “puente de la fe”, explicando que durante siglos la transmisión cristiana se realizaba de manera natural entre generaciones, pero que hoy se enfrenta a una “desconexión histórica”.
Los adultos jóvenes, un nuevo “campo de misión”
Uno de los puntos más destacados de su intervención fue la reflexión sobre la falta de fe entre los adultos jóvenes, a quienes definió como el principal desafío pastoral de este tiempo. “No se trata de juzgar, sino de comprender”, insistió, subrayando que muchos de ellos “no tuvieron quien les hablara de Dios ni quien los acompañara hacia los sacramentos”.
El delegado lamentó que las parroquias centren su labor en los niños, descuidando la formación de los padres y madres que los acompañan. “Si no trabajamos con los adultos, no podremos garantizar el futuro de la fe”, aseguró. Por ello, defendió una catequesis familiar e intergeneracional, en la que padres, abuelos o tutores participen activamente en el proceso de fe de los más pequeños.
La catequesis inspirada en el catecumenado
Apoyándose en el Directorio para la Catequesis publicado por el Vaticano en 2020, López Varela insistió en que la renovación catequética debe inspirarse en el modelo del catecumenado, el proceso de iniciación cristiana de los primeros siglos de la Iglesia. Explicó que esta inspiración implica dotar la catequesis de un carácter pascual, iniciático y comunitario, en el que el aprendizaje no se reduzca a la enseñanza de doctrinas, sino que se viva como una experiencia de fe, alegría y comunidad.
“La fe no es un libro ni una lección, es una vida compartida”, señaló, destacando el valor simbólico de los ritos, los tiempos litúrgicos y los gestos sencillos que ayudan a los niños a descubrir la presencia de Dios. “Una vela, una palabra, una sonrisa… también son catequesis”, añadió.
Asimismo, recordó que la comunidad cristiana debe actuar como un vientre materno que acoge y acompaña el crecimiento espiritual de quienes se inician en la fe. “Nadie nace cristiano solo. La comunidad es el lugar donde la fe se gesta y crece”, expresó con convicción.
La mirada de misericordia: una catequesis que cura
Uno de los momentos más emotivos de la conferencia llegó cuando el delegado habló de la mirada de Jesús como símbolo de la misericordia divina. Inspirándose en el cuadro La vocación de San Mateo, recordó que “todo comienza con una mirada”. Invitó a los catequistas a mirar a las personas con compasión, sin juicio, con ternura y comprensión. “Hoy hay mucha gente herida y la Iglesia está llamada a curar, no a condenar”, afirmó.
En este sentido, defendió el valor sanador de los sacramentos, especialmente el de la reconciliación. “Los niños tienen muchas heridas interiores. El perdón de Dios es un abrazo que cura”, dijo, animando a no retrasar la experiencia del sacramento en los más pequeños.
Del encuentro a la comunión
López Varela recordó que la meta de la catequesis no es solo provocar un encuentro personal con Cristo, sino conducir hacia la comunión eclesial, representada en la Eucaristía. “La catequesis lleva del encuentro a la comunión”, explicó. Por ello, animó a los catequistas a ayudar a los niños, y también a sus familias, a vivir una fe encarnada en la comunidad, en la Iglesia y en la vida cotidiana.
Citando al papa emérito Benedicto XVI, recordó que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o por una gran idea, sino por el encuentro con alguien vivo: Jesús”. Con esa convicción, defendió que la fe se transmite “por contagio, de corazón a corazón”.
Catequesis para toda la familia
En la parte final de su intervención, Miguel López Varela insistió en que la catequesis debe ampliarse más allá del aula parroquial. “La catequesis comienza en el niño, pero continúa en casa”, afirmó, recordando que muchos padres se reencuentran con la fe gracias al proceso que viven sus hijos. “Muchos padres acaban pidiendo confirmarse o incluso bautizarse, porque descubren de nuevo lo que la fe puede aportar a sus vidas”, explicó.
El delegado concluyó su ponencia animando a los presentes a vivir la catequesis como una aventura compartida de fe y esperanza, en la que todos están llamados a participar. “La Iglesia tiene un único Evangelio, pero muchos rostros. Hoy nos toca anunciar la alegría de ser familia cristiana”, afirmó entre aplausos.
Presentación del Plan Pastoral de la UPA
Posteriormente, el párroco José García Gondar presentó el Plan Pastoral 2025/26 de la Unidad Pastoral de Carballo. En su intervención, destacó la importancia de vivir este nuevo curso “con espíritu de misión, de comunión y de esperanza”, animando a todas las comunidades parroquiales a renovar su compromiso con la evangelización.
Explicó que el plan se articula en torno a tres ejes fundamentales: la escucha y cercanía a las personas, la revitalización de la vida comunitaria y la formación permanente de laicos y catequistas. Subrayó también que el lema diocesano, “Tiempo de misión, tiempo de catequesis”, debe inspirar cada una de las iniciativas pastorales del curso.
“Nuestro trabajo pastoral no es una rutina, sino una respuesta viva al llamamiento de Dios a anunciar el Evangelio con alegría”, afirmó García Gondar, invitando a todas las parroquias de la Unidad Pastoral a implicarse de manera corresponsable en las distintas áreas de acción.
Plan de Formación
A continuación, el sacerdote Plácido Romero presentó el Plan de Formación que acompañará el desarrollo del curso pastoral. En su exposición, destacó la necesidad de cuidar la formación integral de los catequistas y agentes de pastoral, ofreciendo espacios de crecimiento espiritual, teológico y humano.
Romero explicó que este plan incluirá encuentros mensuales de formación, talleres temáticos sobre Biblia, liturgia y acompañamiento pastoral, así como jornadas de convivencia para fortalecer la comunión entre los distintos grupos parroquiales. “Formarse es también una manera de servir mejor y de crecer en la fe. No podemos anunciar a Cristo si no nos dejamos primero transformar por Él”, subrayó.
El sacerdote animó especialmente a los catequistas a vivir la formación “no como una obligación, sino como una oportunidad para renovar el corazón y el compromiso”.







