El obispo auxiliar de Compostela, monseñor Jesús Fernández González, acompañado del rector del Seminario Mayor, Carlos Álvarez, asistieron ayer jueves a la mesa redonda organizada en el Día Internacional de la Felicidad para reflexionar, precisamente, sobre la felicidad. El encuentro tuvo lugar en la Hospedería de San Martín Pinario, en el seminario, y se desarrolló bajo el lema “EnRedados en lo que vale realmente la vida”. La mesa redonda intentaba dar respuesta a tres grandes cuestiones: qué es la felicidad; dónde la buscamos; y cuándo somos de verdad felices.
Desde su experiencia personal y su testimonio vital, un total de seis intervinientes hicieron partícipes de su vivencia a los asistentes a la cita. Se trataba de Bienvenida García, responsable de la Librería Diocesana “Egeria”; Mateo Aguado Domínguez, seminarista de primer curso en el Seminario Mayor diocesano; Pablo Sarmiento, un joven voluntario de una organización no gubernamental (ONG); sor Diana López, religiosa de Cluny; Pilar Domínguez Prieto, madre de familia numerosa; y Carlos Juiz, responsable en Santiago de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).
Con un formato novedoso para facilitar la comunicación con los asistentes (sillas altas en lugar de una mesa), los participantes en el encuentro fueron moderados por José Antonio Constenla, licenciado en Derecho, colaborador de distintos medios de comunicación y adjunto a la Dirección del Colegio Mayor La Estila.
Una primera intervención de cada uno de los ponentes, de una duración breve, menos de cinco minutos, dio paso a un vivo diálogo con los asistentes a la mesa redonda. Todos ellos hablaron desde su propia experiencia vital. El valor testimonial de las propias experiencias fue lo que el público presente más agradeció. Hablaron, entre otras cosas, del hecho de que la felicidad reside en encontrar sentido a la existencia; en acoger la propia vocación; y sobre todo en responder con amor al amor que Dios nos tiene a cada uno de nosotros.
Al acabar las intervenciones tuvo lugar un “pincho solidario” con la Asociación Española Contra el Cáncer. Lo recaudado gracias a la solidaridad de los presentes iba destinado a los fines asistenciales de esta entidad. En los grupos se comentaba “el éxito de esta iniciativa de las guanelianas” y se aseguraba, con buen humor que “los ponentes han estado imponentes”. El acto, en efecto, había sido organizado, contando con la colaboración del Seminario Mayor en cuestiones logísticas, por tres religiosas del Instituto de las Hijas de Santa María de la Providencia, la rama femenina de la gran familia guaneliana, que en la Archidiócesis compostelana tienen su “cuartel general” entre Arca y Arzúa, donde atienden a los peregrinos, sin olvidar su carisma asistencial.