Mirar al futuro

El profeta Malaquías contrapone con claridad la actitud de los malvados, frente a la de los justos, los que con su vida honran el nombre de Dios. A los primeros, les espera un duro castigo, siendo como paja que se echa al fuego. En cambio, a los que actúan con justicia y bondad, cumpliendo la voluntad divina, los iluminará un sol de justicia, en orden a la salvación eterna.

San Pablo se encuentra preocupado porque los cristianos de Tesalónica están convencidos de que la venida gloriosa de Cristo está a las puertas. Consiguientemente, la esperan sin dar pasos en la vida, sin hacer trabajo alguno. El Apóstol se pone a sí mismo como ejemplo, y les dice que él había trabajado día y noche, para ganarse el pan, sin serles gravoso a ellos. Ahora, apoyándose en su testimonio, les pide a ellos que trabajen serenos, para ganarse el propio pan.

El Evangelio de hoy es una respuesta de Jesús a la pregunta de los discípulos sobre el momento en que acontecerá la destrucción del templo, cuando, al decir del Maestro, no iba a quedar “piedra sobre piedra”. Jesús les previene, porque muchos llegarán presentándose como Mesías, y les pide que no les hagan caso. También les indica que muchos les denunciarán y perseguirán. Será una ocasión propicia para que den testimonio de su fe, con la sabiduría que Dios les ofrecerá en esos momentos. Ellos deben ser perseverantes, para salvar sus almas.

José Fernández Lago