En la medianoche de ayer, 24 de diciembre, tuvo lugar en Catedral Compostela, la Misa de Nochebuena, también conocida como la tradicional ‘Misa del gallo’. Ésta fue presidida por el arzobispo D. Julián Barrio que, a su vez, estuvo acompañado por miembros del cabildo catedralicio, así como de un buen número de fieles que celebraron, en un ambiente de fiesta, con gozo y alegría, la solemnidad de la Natividad, es decir, del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Las grandes solemnidades están remarcadas, precisamente, por la liturgia que la Iglesia ha compuesto para celebrarlas. Para Navidad hay cuatro misas y en todas se presenta el Misterio de la Navidad desde ángulos diferentes y utilizando textos bíblicos distintos.
La Misa de la Medianoche se enfoca en el momento del Nacimiento, el momento en el que la Virgen María de un modo tan misterioso y tan silencioso da a luz virginalmente al Salvador.
El Sr. arzobispo en su homilía señaló que “En esta Noche Santa sentimos hondamente la misericordia y el amor de Dios al contemplar al Niño Dios con los ojos de nuestro corazón” y que “Sólo la adoración es la puerta para entrar en este misterio de la mano de María “
Con los textos evangélicos recordó lo sucedido hace más de dos milenios cuando “la humanidad esperaba anhelante este acontecimiento. Pero en la posada no hubo sitio para el Niño Dios” y como hoy se repite la historia en nosotros: “¡Cuántas veces Dios llama a las puertas de nuestro corazón en las personas necesitadas de nuestra palabra, de nuestro afecto, de nuestra ayuda! ¡Pero no hay respuesta!”
Don Julián exhortó a los presentes a hacer “un lugar a Dios en nuestro corazón, en nuestra familia y en nuestra convivencia social y a Proclamar el amor de Dios en cada gesto de nuestra vida.