Momento Blanco en Cope: caben

El grupo de whatsapp echaba humo. Lo habían creado varios compañeros de empresa para cuestiones de trabajo, pero allí aparecían chistes, frases de “buenos días” con corazoncitos, videos variados… La gente se mostraba políticamente correcta; nadie quería desentonar. Luego, entre unos pocos, matizaban “por privado”. La biodiversidad significa estabilidad para el medio ambiente; aceptar las diferencias; riqueza complementaria; ideas nuevas; adaptación, supervivencia… Pero cuesta.

Las especies invasoras, en cambio, contribuyen, por sí solas, al 16% de las extinciones en el mundo. La sociedad se transforma rápido, cada día, cada hora. La inmunidad de rebaño nos prefiere a todos contagiados, en la salud y en la opinión. Pero un pensamiento único amenaza la variedad de ideas: silencia las minorías; reduce el horizonte de la mente; es normativo y “cuela” porque no rechina. Pero mina el criterio propio y la aclimatación. Iguala a todos en la miseria e impide el crecimiento.

Un gallego llegó a Madrid para trabajar con tres socios y un jefe.  Observaba. Se esforzaba. Callaba. Aprendía preguntando. Cedía responsabilidades porque no quería líos. Un día enfermaron sus compañeros y hubo de elaborar un proyecto importante. El resultado sorprendió al superior: “¿Cómo ha hecho esto? ¡Es buenísimo!” “Verá, he aplicado lo que he visto a mis compañeros y le he echado horas”. “¿Y por qué ha ocultado su ciencia hasta ahora?” “Mire, yo soy de aldea; no sabía que esto era ciencia; nunca lo necesité ni nadie me preguntó”. Sus colegas, una vez reincorporados, le aceptaron como director del proyecto, sin problema. Porque se vieron reconocidos, integrados, y escuchados. Lo fácil hubiese sido imponer. Lo difícil incluir.

Manuel Á. Blanco