Momento Blanco, en Cope: el tiempo

El 9 de julio de 1911, D. Juan Francisco Hernández González-Orejón de la Lama anota su primera tarjeta pluviométrica. Tenía plaza de maestro nacional en Reinosa. El embalse del Ebro estaba en construcción y nacía el servicio meteorológico español. Muchos profesores se prestaron voluntarios en todo el país para la recopilación de datos climatológicos.

Lo heroico de D. Juan Francisco es que durante 65 años no falló ni un solo día en la entrega de su pequeño pero minucioso informe. El 13 de diciembre de 1975, con 87 años, hace notar en una observación de su tarjeta pluviométrica: “no he podido hacer más por enfermedad”. Falleció al cabo de un año habiendo prestado una colaboración inestimable.

Cuando uno piensa en el altruismo, la generosidad y la constancia de personas como este maestro cántabro, se da cuenta de que la sociedad necesita entrega, talento, iniciativa y trabajo. Nadie debería aprovecharse mal de un afán digno de todo respeto. El amor de un matrimonio vive de una fidelidad como esa. Las distintas vocaciones en la Iglesia, también.

Aquellas tarjetas han recogido tormentas, nevadas, sequías, aguaceros… y también monotonía. Como la vida misma, para tomar nota.

Manuel Á. Blanco
(Cope, 5 de octubre 2018)