Las cenas de Navidad ya han empezado. Si los alumbrados se inician ahora después del verano, ¿por qué no comenzar pronto a reunirse? Para los gallegos se hace un poco raro adelantar tanto las cosas. El mes de Noviembre, el tradicional dedicado a rezar por los “difuntiños”, aunque pierde algo de fuelle, se guarda aún como oro en paño en el alma gallega. Son “os nosos”. Los cocidos se consolidan. El marisco se va catando…
Un señor de pómulos coloradetes, se atreve a “filosofar” en voz alta, entre bocado y bocado, en el comedor donde comparte “xantar” con sus colegas: ¡aaahhh, se non fora por estes momentos…!” Allí disfruta, come, ríe, canta. Aparca su taller de chapa y sus clientes. Echa una mirada en torno y observa las bandas de “miss universo” que le hicieron en una funeraria para una velada con las esposas: “Vuestros maridos no os olvidan”. ¡Qué retranca!
El cineasta Terence Malik dirigió “La delgada línea roja” con magistral y nostálgica poesía. Muy a su manera, se acerca a una isla del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Su cámara retrata lo que pudo haber sido el Paraíso y lo que el ser humano distorsiona en él una y otra vez. “¿Cómo perdimos aquello bueno que se nos dio?” Reflexiona. El Adviento ayuda a levantar la cabeza ante una Novedad que sólo Dios puede traer.
Manuel Á. Blanco
