- “No es una realidad aislada y marginal, sino que implica a toda la Iglesia”, afirma el arzobispo en una Carta Pastoral
En su Carta Pastoral ante el Día de la Vida Consagrada, que se celebrará el próximo domingo día 2 de enero, monseñor Julián Barrio indica que esta vocación “no es una realidad aislada y marginal sino que implica a toda la Iglesia” y afirma que “los diocesanos hemos de vivir con hondura que “todo lo referente a la Vida Consagrada es una cosa nuestra, nos afecta, más aún, nos pertenece”. En su carta a los miembros de Vida Consagrada, el arzobispo compostelano señala que este carisma es “un don divino que la Iglesia acoge y lo mantiene con fidelidad”.
El arzobispo, al recordar el lema de esta jornada, “La Vida Consagrada con María, esperanza de un mundo sufriente”, manifiesta que “en esta ocasión el referente es la Virgen María, esperanza nuestra como la proclamamos en el rezo de la Salve, de manera especial para tantas personas heridas”. Monseñor Barrio indica que “la esperanza es inseparable del amor solidario. “No se puede abrir el proceso de la esperanza sin instituir al mismo tiempo el del amor”, porque la fe funda la esperanza y el amor la acrecienta. La esperanza se convierte en fuente de amor y de servicio al prójimo como se muestra en la vida de María”.
Monseñor Barrio asegura, además, que “siempre es mejor amar mucho que razonar mucho. La esperanza viene a expresar en su forma más gráfica el estado del cristiano y de la Iglesia: estado de caminante peregrino, y de pueblo de Dios en marcha, que conoce la meta de su caminar, sin olvidar que aún no la ha alcanzado. La Iglesia es una comunidad de esperanza”.