El arzobispo, monseñor Julián Barrio, y su obispo auxiliar, monseñor Jesús Fernández, peregrinaron hoy, junto al resto de los obispos españoles, reunidos en Asamblea Plenaria del 1 al 5 de abril, al Santuario del Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles (Getafe) con el objetivo de ganar el Jubileo en este año del Centenario de la Consagración de España al Corazón de Cristo. El momento central fue la celebración de la Eucaristía, a las 9.00 horas, en la cripta del monumento.
Presidió la celebración el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española. Mons. Ginés García Beltrán, obispo de Getafe, fue el encargado de acoger y dar la bienvenida a sus hermanos obispos.
Los obispos españoles se desplazaron desde la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE) hasta el Santuario getafense, donde realizaron el itinerario del peregrino organizado por la diócesis de Getafe con motivo de este Año Santo, tras el que cruzaron la Puerta Santa situada bajo el monumento.
Con esta peregrinación los prelados obtendrán su correspondiente ‘Corazonada’, el documento que certifica que han visitado el Cerro de los Ángeles durante el Año Jubilar.
En su homilía, monseñor Blázquez señaló que “es conveniente que el significado bíblico de corazón nos ayude a percibir las riquezas espirituales de la devoción al Corazón de Jesús. La palabra corazón significa centro de la persona, amor, compasión y misericordia, interioridad habitada por el Espíritu, sinceridad, autenticidad y verdad del hombre, lugar donde se goza de modo inefable con el amor y se sufre indeciblemente con la traición; intimidad donde germina lo nuevo e inicia el retorno a la casa paterna el hijo distante; donde la Palabra de Dios es acogida y meditada (cf. Lc. 2, 19.51)”.
También indicó que “desde esos lugares consagrados por la comunicación vivencial del Señor y desde los centros de irradiación de su mensaje evangélico nos dice Jesús: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas (Mt. 11, 28-29). Jesús es el Maestro que forma y moldea el corazón de sus discípulos. El Corazón de Jesús ofreciendo amor y perdón aparece como faro luminoso en el horizonte de las personas y de la humanidad cuando triunfa la inclemencia, la dureza de las personas, las luchas y rupturas, la prepotencia de los poderosos, el rechazo de los descartados, la exclusión de los que llaman a las puertas. Jesús, el Maestro por excelencia, nos enseña la humildad y mansedumbre de corazón”.