Monseñor Julián Barrio resalta el papel de las comunidades de vida contemplativa

En una Carta Pastoral dirigida a los miembros de la vida contemplativa con motivo de la Jornada Pro Orantibus que la Iglesia celebra este domingo 12 de junio, el arzobispo de Santiago de Compostela valora y resalta el papel de estas comunidades que viven en los conventos de clausura. El lema elegido, Lámparas encendidas en el camino de la santidad”, destaca los pilares básicos de la vida contemplativa -la escucha, la conversión, la comunión- aquellos que lo han dejado todo para contemplar al Señor se convierten en testigos de la Luz y pueden ofrecer al Pueblo de Dios su misteriosa fecundidad en clave de crecimiento sinodal.

Mons. Julián Barrio recuerda en su texto que “si la fe nos toma de la mano y guía al corazón de Dios, allí se nos permite contemplar lo que Dios es en sí mismo, y también lo que nosotros somos en Dios”. Por eso, añade, “necesitamos acercarnos al misterio de nuestro ser, a lo que somos en Cristo Jesús, a lo que somos en Dios, en el seno de la Trinidad Santa. Por la naturaleza de su vocación, religiosas y religiosos contemplativos se han hecho peregrinos permanentes en ese camino por el que la fe los lleva a sondear el misterio de Dios y los acerca, al mismo tiempo, al misterio del hombre”.

En esta Jornada dedicada a los contemplativos, además de acompañarlos con la fuerza de la oración, el arzobispo desea que “se conozca mejor y se tenga en la debida estima su peculiar misión en la Iglesia y en el mundo. Ellos están siempre a la escucha, promueven la conversión y animan el espíritu de comunión, siendo lámparas en el camino sinodal que la Iglesia está recorriendo”.

El prelado compostelano indica que “no parece que sean pocos los que hoy consideran la vida de los consagrados un sinsentido, y la de los contemplativos una locura, una no vida. Y lo es, sin duda, si ese juicio se emite desde un mundo en el que sólo tiene sentido lo que es susceptible de ser analizado, utilizado y desechado al margen de lo trascendente”. Y continúa diciendo que “los creyentes soñamos un mundo nuevo en el que se viva la fraternidad, un mundo que es todo del hombre porque es todo de Dios. Los creyentes necesitamos adentrarnos por la rendija luminosa del misterio”.

Termina mons. Barrio agradeciendo a los miembros de Vida Contemplativa que “desde el silencio contemplativo prestáis a la comunidad eclesial el necesario servicio de vigías en la noche, centinelas del misterio, profetas de un mundo nuevo. Gracias por vuestra aportación a la sociedad entera, como memoria que sois de la dignidad humana, de la grandeza divina, del amor que nos envuelve, de la dicha que nos espera. Con vosotros está siempre el Señor que os ha llamado. Con vosotros estamos cuantos en la Iglesia nos reconocemos bendecidos de Dios con vuestras vidas. Con vosotros están ya, aunque no lo sepan todavía, cuantos un día descubran el misterio del que les dais testimonio”.