“No sabes el consuelo que me daba aquella sonrisa”. Fue lo primero que comentó María cuando le avisaron de la muerte del sacerdote José Luis Casado Moreno. Habían coincidido meses antes del inicio de la pandemia en el CHUAC. El marido de María estaba a punto de fallecer, poniendo fin a 54 años de matrimonio, y José Luis afrontaba una nueva recaída de su larga enfermedad. Este fin de semana falleció. Hace unos meses testimoniaba en la web Pastoral Compostela: “Mi oficio actual es ser enfermo lo mejor que se puede, que no es fácil estar enfermo y asumir la enfermedad con todos sus límites”.
Hasta entonces, relataba, “mi dedicación como sacerdote del Opus Dei ha sido fundamentalmente atender tareas de formación que me habían sido encomendadas; en este periodo último en A Coruña he ayudado en la capellanía del colegio Montespiño y sobre todo he dedicado gran parte de mi tiempo y de mi vida a estar cerca de los sacerdotes (…); y a la diócesis cuando ha solicitado mis servicios: este ha sido el caso, por ejemplo, de mi participación en el Consejo Presbiteral estos últimos años y también en el Sínodo diocesano”.
Una broma habitual acerca de este sacerdote era que no hacía honor a sus apellidos ya que ni estaba Casado, ni era Moreno, sino pelirrojo. Sí hacía honor a sus raíces, “nací en Don Benito (Badajoz), cerca del río Guadiana”, y a su enraizada vinculación con Galicia: “Después de vivir en algunas ciudades, Barcelona, Pamplona y Roma, llevo en Galicia 36 años. Es el lugar donde más tiempo he vivido”. En la ciudad condal estudió Medicina y, tras un tiempo curando cuerpos, pasó a sanar almas ya que San Juan Pablo II lo ordenó sacerdote en 1982. “Trabajé en Santiago de Compostela, en Ourense, dónde viví 16 años, en Lugo, a donde viajé desde Santiago durante unos años entrañables, y en A Coruña en dos etapas, una a finales de los años ochenta y ahora, por gracia de Dios, he podido venir a pasar estos últimos años”. Así resumía su trayectoria este especialista en Teología Moral que fue nombrado Misionero de la Misericordia en el Año Jubilar Extraordinario de 2016 convocado por el Papa Francisco. Enterrado en San Pantaleón das Viñas (Paderne) el funeral tendrá lugar cuando lo permita la pandemia.
José Carlos Alonso Seoane