Peregrinando por la Diócesis: Santiago de Padrón (1ª parte)

El culto jacobeo en Padrón tuvo las mismas vicisitudes que el de Compostela. Descubrimiento, esplendor, decaimiento y renovación. Cuatro iglesias, con la actual, se levantaron en el mismo solar.

Entienden algunos que aquí hubo un culto silencioso, tradicional, en torno al Pedrón, como hito significativo del traslado de los restos del Apóstol. Ciertamente había una capilla que a Gelmírez le pareció muy modesta para recordar tan importante acontecimiento. La magnificencia de aquel prelado hará levantar en Padrón una iglesia con tres ábsides, que él mismo consagrará en 1.133.

Nada conservamos de la primitiva ermita. En cambio, de la iglesia de Gelmírez conservamos una inscripción que testimonia el hecho de la consagración de aquel templo. Los expertos ofrecen dos posibles lecturas del texto latino. Actualmente, este sillar conmemorativo, está embebido en la pared, junto a la puerta lateral, según se entra, a la mano derecha.

Adosado al templo, también edificó Gelmírez su palacio, que fue mansión y refugio para el arzobispo. Creó asimismo un cabildo de doce canónigos para cada una de las iglesias de Padrón y de Iria. El Pedrón seguiría en el lugar original, junto al río Sar, cerca de la iglesia románica. Los devotos peregrinos, cada vez en mayor número, queriendo llevarse un recuerdo, deterioraban la preciada reliquia

Una iglesia gótica

Corren los siglos de oro de la peregrinación. Padrón es punto neurálgico, tanto para los que vienen por el Camino Portugués, como para los que llegan a Compostela por cualquier otro Camino. La iglesia gelmiriana es ya insuficiente y será un gran amante de Padrón, el arzobispo Rodrigo de Luna, quien dispondrá la edificación de nueva iglesia, con hospital para los peregrinos. Este templo, que López Ferreiro pudo llegar a ver, estaba orientado en sentido inverso al actual, tenía su entrada principal por el lateral que hoy da al Espolón. No tenía acceso por la parte del río Sar. El Pedrón fue llevado al interior y colocado bajo el retablo mayor. En esta iglesia había el rito del abrazo a la imagen del Apóstol. En el plano de la Villa de Padrón del año 1.799, puede verse la configuración asimétrica que ofrecía el conjunto.

Algunos autores atribuyen la iniciativa arzobispal antedicha al arzobispo Lope de Mendoza, antecesor de Rodrigo de Luna. Entendemos que hay una confusión. Lope de Mendoza edificó las iglesias de  Muros, Noya y la Rocha Blanca de Padrón. Aquella iglesia padronesa contaba con los blasones de Rodrigo de Luna y los de Fonseca I, el sucesor, que completó la obra de aquél. Fonseca levantó en esta iglesia la llamada Torre del Puente, junto al Sar, defendiendo la entrada a la Villa y a la propia iglesia. Esta torre sufrió los primeros embates de los Irmandiños, que tenían aquí centro importante, por lo que la torre debió permanecer incólume por poco tiempo. Debió quedarse “moucha” por el año 1.476, si bien, como es sabido, no hay unanimidad en fijar la fecha del levantamiento de los irmandiños. Con ese apelativo, Moucha, pasó aquella torre a la historia, a pesar de que sería reconstruida. Aun así, Del Hoyo la encontrará muy deteriorada en los primeros años del siglo XVII.

De la obra de Fonseca se conserva el ambón, de una sola pieza, granito, con artístico relieve gótico, en el que hay que destacar el Santiago Peregrino, mostrando satisfecho el Evangelio. Ostenta el ambón el escudo de Fonseca.

No  cuenta ya esta iglesia con cabildo propio, pero el de Iria tendrá aquí sus cultos, excepto en días de precepto. Los canónigos de Iria viven en la Villa y por razones de proximidad prefieren tener sus oficios corales en Padrón. Cuando con el arzobispo Bocanegra se construyan las casas de los canónigos y capellanes en Iria, junto a la Colegiata, esa dificultad habrá desaparecido.

Del último período de esta iglesia de Rodrigo de Luna ha llegado a nosotros una campana de 1.736, que estuvo en servicio hasta hace unos 80 años, en la actual iglesia. Se conserva con esmero como pieza importante para el Museo Parroquial que está proyectado. Se trata de una de las campanas fundidas en los primeros tiempos del taller de Arcos da Condesa, en Caldas de Reis.

También se ha descubierto una pieza de granito, de unos dos metros de largo por sesenta centímetros de ancho, con ornamentación gótica, que debe proceder de esta iglesia medieval o de su adjunto hospital. Fue hallada en las inmediaciones de la iglesia actual y trasladada al interior de ésta.

La iglesia actual

La crisis que afloró con la Reforma, afectó gravemente a la peregrinación. El Sar seguía anegando Padrón en los inviernos y socavaba los cimientos de una obra levantada en terreno arenoso, perteneciente a los márgenes del río. Todo Padrón es un suelo resultante de las avenidas del Sar y el flujo de las mareas. La Villa, no obstante, seguía creciendo. El cardenal García Cuesta dispuso la construcción de nueva iglesia, que ocuparía todo el solar de la anterior y de su hospital anejo. La simetría y el frío neoclasicismo dominarán las líneas del nuevo templo. Normas de aquel tiempo que también rigieron en las iglesias de Órdenes, Ribeira, fachada actual de San Nicolás de A Coruña. Dificultades económicas y otras alargaron la obra más de lo previsto. Mientras tanto, la comunidad cristiana de Padrón tenía sus cultos en el convento del Carmen.

Hubo un primer proyecto de la obra para una sola nave. Luego, cuando redactó el arquitecto Prado y Vallo el proyecto definitivo, se añadieron dos naves laterales, de tal suerte que lo que antes eran pilastras, hoy son pilares. Sobre las naves del nuevo proyecto, se levantaron sendas torres. Antes, sólo sería una torre, en el centro. En las torres actuales se echa de menos un cuerpo que les diese prestancia y también esbeltez a la fachada.

Se inaugura esta iglesia en noviembre de 1.867 y en octubre de 1.877 nace la parroquia de Santiago de Padrón, desglosada de la de Iria, según decreto del cardenal Payá y Rico.

El Pedrón seguirá bajo el retablo mayor, pero debido a la orientación de esta iglesia (sur-norte), el ara romana vuelve a la proximidad del río Sar. Los constructores tuvieron que lograr la cimentación de la obra hundiendo pinos, de reciente talado, en el arenoso solar. Algo se ha resentido, no obstante, el edificio. Pero lo que tuvieron muy en cuenta fue la elevación del pavimento de tal suerte que, ni en las avenidas más crecidas, las aguas entraron en el templo.

También acogió esta iglesia los retablos de su hermana anterior. Otros dos retablos son obra posterior. Una bóveda de ladrillo sustituyó al artesonado de madera. La llegada de electricidad hizo mella en retablos y bóveda. Parte de estas agresiones ya han sido vencidas.

Padrón, como ayuda de parroquia que era de Iria, cuenta con archivo parroquial propio desde el siglo XVII. En nuestros días se ha vuelto a la integración de Iria y Padrón, con exigencia de la realidad sociológica y pastoral de una misma comunidad.

   Xosé Pumar Gándara

Continuará