Carolina, Diego, Enrique, Esteban, José María, Luis, Juan, Santiago, Ernesto, Enrique, Pedro, Alfonso, Lucía, Carlos, Lorenzo…son 15 personas reales de las 25.428 personas reales que, hasta el momento en que se escriben estas líneas, han fallecido en España a causa del Coronavirus. Son, todas y cada una de ellas, personas con biografía propia, personas con familia propia y con amigos que sufren su pérdida, personas con nombre propio.
¡Qué importante es nuestro nombre! Nos da identidad. Dice quienes somos. Hasta el momento no recuerdo haber escuchado pronunciar los nombres de las personas fallecidas en esta tragedia. No pierdo la esperanza.
“Pendientes de cifras, curvas y porcentajes olvidamos que lo más importante que tenemos los humanos es el nombre. Estos días mueren personas sin contacto con sus allegados, pero nadie muere realmente en soledad si alguien pensaba su nombre. Los sanitarios son ahora brazos, manos y corazón de las familias. El valor de la vida humana se lo da otra vida humana (…) Salir a los balcones y pronunciar los nombres de los fallecidos sería una buena iniciativa, una forma de rito colectivo de memoria de los difuntos, porque todo lo que incluya nombrar dará peso y valor a nuestras pérdidas. Necesitamos recordar nombres más que hablar de estadísticas y algoritmos. Toda la sociedad quedará impactada tras esta experiencia, hayan perdido a un ser querido o no”. (Extracto de artículo de Valentín Rodil Gavala, psicólogo experto en duelo del Centro San Camilo de Tres Cantos, publicado en el periodico.com el 11 de Marzo de 2020)
Centro Diocesano de Escucha San Camilo.
Archidiócesis de Santiago de Compostela.