Puerta de Belén y la humildad

Esta puerta ha sido la entrada principal a la basílica de la Natividad de Belén. Se la puede denominar “puerta de la humildad”. Su altura de 1.20m de alto obliga a inclinarte, a bajarte para poder entrar. Una metáfora de que para entrar en el Misterio del Dios, que se hace uno de nosotros, hay que volverse “pequeño”: “de los que son como ellos es el Reino”. Su sentido histórico, ampliamente conocido era el de evitar que entrasen los conquistadores a caballo. Da acceso a la Basílica Bizantina, la única de ese tiempo que se mantiene en pie. Dentro se custodia la gruta del Nacimiento del Salvador. El mensaje que aquí se recibe es el de la ternura y el valor de la familia. Y de la humildad: Dios se hace “pequeño”. En la gruta hay una estrella de plata de 14 puntas: “hic de virgine maria iesus cristus natus est”, dice la inscripción situada sobre ella: “aquí, de la Virgen María nació Jesucristo. Encontramos tres altares: uno, dedicado al Nacimiento; otro, al pesebre y, otro, a los Magos de Oriente. Entroncamos con los relatos del nacimiento e infancia de Jesús.