Tercer viernes de Cuaresma

Texto litúrgico

“En ti encuentra piedad el huérfano.” “Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos. Seré para Israel como rocío, florecerá como azucena, arraigará como el Líbano” (Os 14, 3-4).

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Miniado del libro de oraciones del emperador Carlos V

Séptima estación

A María le llegan noticias del los insultos y vejaciones que recibe su Hijo.

Los escribas y fariseos le respondieron (a Jesús): «Nuestro padre es Abraham». Jesús les dice: «Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios». Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado (Jn 8, 39-42).

Comentario

Aunque no aparezca María en medio de las reyertas, ni se la cite en el proceso que se lleva contra su Hijo, es de suponer que las personas más cercanas la tendrían al corriente de los acontecimientos que venían sucediendo, y del ambiente cada vez más hostil contra Jesús. Una madre no necesita que le digan todo lo que pasa para intuir el sufrimiento de su hijo. Sin duda que la noche del encarcelamiento y el trato que recibió el Señor en la Torre Antonia le llegarían de alguna manera a la que con razón invocamos como corredentora.

Cuestión

¿Cómo vives las noticias que cada día dan cuenta del sufrimiento de personas expulsadas de su tierra, difamadas, violentadas…? Aunque nadie se entere, ¿tienes sentimientos entrañables hacia ellas?

Ángel Moreno Buenafuente