Testimonios de la Peregrinación a Fátima 2024

Para mí, Fátima ha sido una experiencia enriquecedora en relación a lo espiritual. Cuando llegas al lugar una sensación de paz y tranquilidad se apoderan de ti y, en mi caso, hicieron que todo fluyera solo hasta que llegas a la “capelinha” y ves el lugar donde nuestra Madre se apareció a esos tres pastorcillos hace ya más de un siglo. La llegada a este sitio es el lugar perfecto, por lo menos, a mí me lo pareció, para poder hablar con la Virgen de lo que desearas. A todo esto se suma, que una pequeña peregrinación al lugar es la clave para que te choque más el estar allí, y así fue en nuestro caso. Para acabar, recomiendo el viaje a cualquier persona que tenga en mente la idea de ir, ya que este lugar no le va a defraudar.

Gerardo Costa

No es fácil resumir 4 días de peregrinación en pocas líneas, pero haré el intento y si mi experiencia con nuestra Madre les ayuda de algo pues Bendito sea Dios. Y deseo que todo el que escuche o lea esto se vea llamado por Ella a ir a su encuentro para que los lleve a Jesús.

Algo que pensaba en estos días es que nunca nos vamos a equivocar si tratamos de amar a María hasta el extremo pensando que le quitaremos el lugar a Jesús porque nadie amó más a María que el mismo Jesús. Con esta certeza en el corazón es que tenemos que vivir toda peregrinación al santuario y, a fin de cuentas, nuestra vida es un peregrinar, así que por qué no vivir así nuestra vida, buscando amar más a la Virgen. Son muchos los momentos que podría destacar de la peregrinación a Fátima que con tanta caridad coordinaron los Jóvenes por el Reino de Cristo. Primero y en orden cronológico, el sábado lo dedicamos a caminar hacia el santuario. Descubrí que todo lo que hacíamos, espiritualmente y materialmente nos preparaba para un momento muy especial ese día por la noche. Yo lo veía de esta manera: por la derecha los peregrinos, y por la izquierda confesionarios andantes. Fue un privilegio tener el sacramento de la confesión tan accesible para prepararnos para estos días de gracia. No quisiera contar detalles de la llegada al santuario, solo decirles que, para mí, la llegada fue de lo más cálida que pudo ser, orante y acogedora. A su vez, fue emocionante ver a más de mil jóvenes de toda España unidos en la fe, por María. Si había algo que teníamos todos en común era ese deseo de encontrarnos con nuestra Madre. Es emocionante porque emociona estar rezando con miles de jóvenes alrededor tuyo, caminar (en la fe) con mil jóvenes, bailar con mil jóvenes, formarnos a través de charlas con otros mil jóvenes, hablar de Jesús con otros mil jóvenes. Si Jesucristo no hubiese muerto por amor por cada uno de nosotros esto sería impensable, seríamos unos locos.

Esta peregrinación me ayudó a saber de donde vengo (del polvo) y a donde voy (al cielo). Me confirmó mi pertenencia, que es junto al Padre en la eternidad y que no debo aspirar a menos ni conformarme con cosas pequeñas, porque Dios es omnipotente, todopoderoso y su misericordia es infinita. Nada que yo le pueda pedir no me lo va a dar. En estos días pude mirar e imitar a los pastorcitos, Jacinta, Francisco y Lucía. Desde que los conozco estoy maravillada por la vida de entrega que tuvieron, en las alegrías, pero sobre todo en el sufrimiento. Y sí que tuvieron que sufrir esos años desde que tuvieron las apariciones. Su vida me inspira, a quejarme menos, a entregarme más, a interceder por mis seres queridos y por aquellos que no conozco y necesitan especialmente de Dios, pero no lo conocen y a amar mi cruz y cargarla con Jesús. Yo venía a esta peregrinación en busca de una comunidad, y no solo me voy con eso, sino también con la certeza de que el Reino de Cristo avanza, que la Iglesia está viva, y que somos nosotros y no nos podemos callar.

Hélène Faucher

Por fin he vuelto a esta peregrinación a Fátima. Durante estos 8 años había ido varias veces, con la peregrinación, con la parroquia y sola, todas especiales. Pero esta vez la Virgen volvió a tocarme el corazón, como la primera vez. Volvió a darme respuestas que necesitaba y a darme la fuerza para hacer lo que me estaba enseñando que era para mí. Yo no tenía muy claro si quería seguir opositando y durante la Vigilia del domingo me llegó un mensaje que me hizo dudar mucho. Así que al día siguiente decidí acercarme a hablar con un sacerdote y le expliqué lo que me pasaba. La verdad es que la charla con ese sacerdote fue un poco un monólogo, porque mientras se lo iba contando, me iba respondiendo yo misma. Llegué a la conclusión de que mi sitio estaba en la oposición para poder dar testimonio de fe a través de mi ejemplo de vida a personitas que, quizás, nunca fueran a estar cerca de Jesús. Y es que no podía dejar a esos niños sin conocer el amor que yo había experimentado hace 8 años, aunque fuera indirectamente, sin hablar específicamente de Dios. Compartir con los demás lo que tanta felicidad y paz me había dado. Durante los cinco días de la peregrinación yo veía los stories de mis amigos de fiesta, con sus disfraces, y yo estaba en Fátima, caminando mucho, durmiendo poco, pasando frío, mojándome… y os confieso que no lo cambiaría por nada del mundo. Tenía el corazón lleno de esa paz que tanto ansiaba. Estaba de nuevo rodeada del amor de la Virgen y de Jesús y no quería estar en otro sitio. Cada día de esta peregrinación es especial. El sábado conocer a la gente con la que compartirás la experiencia, que he de decir que este año tuve especial suerte. Las charlas en grupo fueron muy gratificantes y me llevo un pedacito de cada uno de mis compañeros, ya que hemos compartido testimonios muy bonitos, donde Dios era siempre el centro. Además, llegar a Fátima y cruzar el pasillo de las familias con las velas es un momento que se queda grabado siempre en mi mente. Me parece precioso. El domingo con la Vigilia, que este año fue especialmente amena. El lunes con el Viacrucis, que siempre es uno de mis momentos favoritos, acompañar a Jesús en su camino al calvario escuchando los testimonios de la gente. Y el martes, con las despedidas, llenas de ganas de volver a coincidir. Fátima es ese sitio al que nunca me cansaré de volver, un pedacito del cielo en la tierra.

Laura Cagiao

La experiencia de vivir unos días en Fátima no ha sido una experiencia cualquiera. En mi caso, iba con cero expectativas de lo que me podía encontrar debido a que era la primera vez que realizaba esta peregrinación. Pero en ella, he podido conectar con el entorno, las personas y, como no, con la Virgen. El estar rodeada de cientos de jóvenes y mayores de todas las edades y saber que a cada uno de nosotros nos mueve el mismo motivo es apasionante, sobre todo cuando son jóvenes de muy corta edad. El momento que más destaco de este viaje, es el rato de la Vigilia porque en ese tiempo me di cuenta que la Virgen estaba conmigo, acompañándome y cuidándome, y no sólo a mi sino a todo el mundo que la contemplaba. Fue un rato de meditación muy intenso y muy emocionante, en el cual , sentí ese abrazo de una madre hacia sus hijos. Igualmente quería comentar la organización de esta vivencia, porque aprendes a valorar que hay muchas personas que están detrás solamente para que puedas llegar a tener la mejor experiencia posible, y en mi opinión, eso te hace ver todavía más que no estás solo, y que no eres la única persona que quieres que todo el mundo sienta y perciba el camino de la fe.

Zoraida