- Por su interés y actualidad, reproducimos este testimonio publicado en el Boletín Número 16 de la Fundación Acogida Cristiana en los Caminos de Santiago (Dic 2021).
El pasado 8 de octubre un grupo de 150 alumnos y algunos profesores de las Universidades Abat Oliba, San pablo, Cardenal Herrera Oria y de la Escuela de Magisterio de Vigo, comenzaron una peregrinación a Santiago de Compostela. El camino elegido fue el llamado Camino portugués de unos 60 kilómetros aproximadamente. Dividimos la peregrinación en 4 etapas. Pontevedra- Caldas de Reis- Padrón- Milladoiro y Santiago de Compostela.
Comenzamos la peregrinación con la imposición de pañoletas en la que el Padre Jesús Robledo nos invi- taba a ser peregrinos, esto es, personas que caminan dejándose encontrar, buscando aquello que llene de plenitud su corazón, ante el riesgo de deambular sin sentido a modo de transeúntes, simplemente dejándose llevar. A partir de ahí comenzó nuestra aventura.
El grupo estuvo acompañado por el Padre Jesús Robledo y por los capellanes de las Universidades que nos guiaron no solo por los caminos de Galicia, sino también por nuestro interior a través de los temas elegidos que nos ayudaron a profundizar en nuestra relación con Dios. Cada día y cada etapa la dedicamos a un tema sobre el que tuvimos catequesis, trabajamos en grupo, reflexionamos… Comenzamos con el proyecto de felicidad que Dios tiene para nosotros, El pecado rompe el plan de Dios, Dios respon- de al pecado en la cruz de Cristo y terminamos haciéndonos la pregunta de ¿Cómo voy a responder yo a este amor de Dios?
Disfrutamos de visitas a santuarios del siglo XIV como por ejemplo el Santuario de Herbón, de es- tilo Barroco, el Santuario de la Esclavitud y como no, la Catedral de Santiago de Compostela. Cele- bramos cada día la Santa Misa al llegar al final de la etapa programada, seguida de cena todos juntos y veladas en las que compartimos juegos, bailes, cantos….
Como colofón de nuestra peregrinación celebramos la “Gran Vigilia” en Milladoiro, donde hemos de dejar constancia de las maravillas que Dios realizó aquella noche en los corazones, especialmente a través del sa- cramento del perdón. La vigilia fue seguida de turnos de adoración toda la noche para quien lo deseara has- ta comenzar el día de nuestra etapa final: la llegada a Santiago.
A la mañana siguiente, aunque estábamos físicamente cansados nuestro corazón rebosaba felicidad. Llega- ba el momento de nuestra etapa final, de poner ante la tumba del apóstol nuestras vidas, nuestros sueños, nuestros proyectos. Éramos conscientes de que un nuevo horizonte se nos presentaba y queríamos afron- tarlo, por eso la llegada la plaza del Obradoiro fue una auténtica explosión de júbilo, uno que salía de dentro del corazón e inundaba todo nuestro existir, uno cuyo nombre es Cristo por quien habíamos descubierto que merece la pena vivir.
Creo que todos los que hemos compartido estos días de peregrinación a Santiago, damos gracias por esta oportunidad que nos ha dado el Departamento de Pastoral y voluntariado. A nadie nos ha dejado indiferentes. Ha sido una experiencia en la que hemos crecido en amor a Dios, hemos convivido con alumnos de universidades CEU de otras ciudades, hemos hecho deporte, y mucho deporte, hemos disfrutado de unos paisajes maravillosos y, sobre todo, ahora somos Peregrinos, ahora nues- tro caminar tiene un sentido nuevo.