- «Si el virus le entra a una, quizá vayamos todas juntas», dicen
«Llevo 33 años, pero con alegría, esto no es ninguna penitencia, es como el que está en su casa, rezando y haciendo cosas. Es una vida normal que llevamos con nuestros horarios». María Adoración es la madre superiora de las monjas clarisas que residen en el convento de Santa Bárbara en régimen de clausura, un grupo de religiosas que no permanecen al margen de la situación por la que el resto de la sociedad también se ve obligada al confinamiento, en este caso forzoso.
«Para nosotras es un gozo, una alegría, no es ningún sacrificio y estamos felices porque es nuestra vida», relata María Adoración, que acumula 33 años en el convento situado en la plaza de las Bárbaras. «Vivimos contentas y felices», resume.
Ahora lo hace junto a otras 18 monjas de diferentes edades y que siguen con sus rutinas. «Nos levantamos a las seis menos cuarto, nos acostamos casi a las once y no nos da para nada el día», afirma la religiosa, que encabeza un grupo que está «unido al dolor y al sufrimiento que está pasando toda la humanidad».
En su caso, poco ha cambiado la declaración del estado de alarma más allá de «intensificar la oración», aunque entiende que para el resto de los coruñeses «es un sacrificio estar en casas pequeñas» y que «lo estarán pasando mal».
Como no son ajenas a lo que está provocando el coronavirus, también tienen que adoptar ciertas medidas extraordinarias. «Las hermanas que recogen la comida que nos traen de los supermercados se ponen mascarillas y guantes, también tenemos desinfectantes y tenemos quien nos lleve después los cartones al contenedor», explica María Adoración, quien recuerda que tienen el torno «completamente cerrado» y que «hay que tener cuidado y cumplir con lo que dice Sanidad».
Conscientes del peligro
Las monjas clarisas son conscientes del riesgo que existe de contagio en estas semanas y asume que «en cualquier momento» pueden ser ellas las que se vean afectadas. «El virus entra por cualquier sitio y, si le entra a una, quizá vayamos todas juntas, o puede que las más jóvenes resistan», reconoce la madre superiora del convento de Santa Bárbara, quien confía en que no sea así.
María Adoración tiene claro lo necesario para poder superar la situación actual: «Recurrir a la oración, sin recurrir a Dios es imposible, de ahí se sacarán las fuerzas». Por ello anima a los coruñeses, y más ahora en Semana Santa, a realizar un acercamiento a Dios aunque sea a través de la televisión en estas semanas de confinamiento, por ejemplo siguiendo las misas que se emiten en distintas cadenas.
«Va a ir a menos pronto»
Mientras, las 19 monjas clarisas que habitan en el convento de Santa Bárbara están «rezando con una fuerza extraordinaria» y confían en que sus plegarias sean escuchadas «porque la oración ablanda el corazón». «Esto va a ir a menos y pronto, si Dios quiere», advierte María Adoración.
Una situación de confinamiento que se extenderá durante toda la Semana Santa con las consecuencias que ello tiene en el ámbito religioso. «No puede haber nada», se resigna la madre superiora sobre la cancelación de procesiones y otras celebraciones habituales dene estas fechas.
Fuente: La Voz de Galicia