Adiós a un musicólogo universal

  • El jesuita fue uno de los impulsores de la reconstrucción de los instrumentos del Pórtico de la Gloria y entre sus múltiples estudios destacan los del «Códice Calixtino»

«Con él se me han ido 56 años de mi vida», manifestaba ayer Teresa, hermana del padre José López Calo, al contestar al teléfono y ser preguntada por el investigador, teólogo, escritor y musicólogo a quien acompañó «de archivo en archivo por España adelante y por el mundo entero».

Con la discreción que marcó su trayectoria vital, José López Calo, nacido hace 98 años en la parroquia de Nebra, en Porto do Son, emprendió ayer su último viaje. Profesor emérito de la Universidade de Santiago desde su jubilación en la cátedra de Historia de la Música, hace varios años decidió dejar Galicia para establecerse en la residencia de la Compañía de Jesús de Salamanca, donde falleció.

El pasado 4 de febrero, con motivo de su cumpleaños, recibió la visita de sus hermanos Manuel y Teresa. Esta última lamentaba que las restricciones de la crisis sanitaria les impidiesen viajar «para poder acompañarlo».

Persona infatigable, perfeccionista y sistemática, José López Calo deja un inmenso legado, tanto en lo académico como en lo personal. Especialista en música medieval, renacentista y barroca española, recuperó numerosas partituras de archivos que permanecían olvidados para darles una nueva vida. Dos de sus sobrinas, Mamen Teijido y Marisa Otero, recordaban en una emotiva semblanza que «o seu patrimonio incluía unha biblioteca que ocupaba un piso enteiro da súa comunidade e incunables que lle custaron unha fortuna. Tiña as portas abertas a todas as bibliotecas antigas e microfilmaba todo o que podía».

Quienes trataron a José López Calo, como el alcalde de Porto do Son, Luis Oujo, lo definen como un hombre sencillo, conversador y un trabajador incansable. En una entrevista concedida a La Voz en octubre del 2018, con motivo de la concesión de la primera medalla de oro del Ayuntamiento de Porto do Son, afirmaba: «Siempre me gustó aprender y aún a día de hoy soy una persona insaciable de saber».

Esa búsqueda incesante de conocimiento lo llevó a realizar amplias líneas de investigación, entre las que destacan sus estudios sobre el Códice Calixtino y la música medieval en Galicia, que poseen un reconocimiento internacional. Como también lo tienen sus trabajos sobre el Barroco español y sus estudios de la música de las catedrales.

Extenso currículo

Inició su formación musical en el Seminario de Santiago, donde ingresó en 1939. Estudió piano, solfeo y armonía, pero siempre se definió como musicólogo.

Licenciado en Filosofía por la Universidad Pontificia de Comillas, en Teología por la Facultad Teológica de Granada, en Filosofía y Letras por la universidad de esa ciudad, doctor en Geografía e Historia por la Universidad de Santiago y doctor en Musicología por el Pontificio Instituto de Música Sagrada de Roma, supo combinar su trabajo docente, con la investigación y la dirección de proyectos de gran importancia.

Fue su empeño lo que propició la reconstrucción de los instrumentos del Pórtico de la Gloria: «Consiguió demostrar que eran reales. Fue el gran descubridor y defensor de la orquesta del Pórtico junto al maestro Higini Anglès», señalaba ayer recordándolo el gaiteiro Carlos Núñez en su cuenta de Facebook.

En esa línea de trabajo, el padre Calo, como se le conocía popularmente, también trabajó en la descripción de los elementos musicales de la iglesia de San Martiño de Noia. Además, dirigió el plan de digitalización de los archivos musicales de las catedrales de Galicia, puesto en marcha en el 2005 por la Consellería de Cultura.

Políglota y viajero incansable, su inmenso trabajo y sus valiosísimas contribuciones, como los tratados sobre la música del Camino, fueron reconocidas con numerosas distinciones a lo largo de su dilatada trayectoria.

En 1998 recibió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, en el 2002 obtuvo el Premio das Artes e das Letras y en el 2008 recogió el Premio Fernández Latorre. En el acto de entrega, celebrado en el Museo de La Voz de Galicia, José López Calo aseguró que consideraba el premio «más que una recompensa por lo que haya podido hacer por Galicia y su cultura, como un estímulo de futuro».

 

Fuente: La Voz de Galicia