Dos personas internas en el módulo 1 del penal de Teixeiro, uno de los educadores y un voluntario de la Pastoral Penitenciaria de nuestra Diócesis, compartieron vida con los jóvenes confirmandos, sus familias y catequistas.
En un clima de cercanía, respeto, un ambiente muy familiar, desnudaron su alma ante los hermanos allí congregados. Contaron cómo es su día a día, sus retos y sus ilusiones. También aconsejaron a los más jóvenes a guiarse siempre por sus padres, a frecuentar buenas compañías, a vivir siempre queriéndose y no dejándose arrastrar por las tentaciones que el mundo les ofrece que nunca valen la pena.
A continuación celebraron la Eucaristía con toda la comunidad y, al finalizar, se les hizo entrega de material para el taller de costura y para la peluquería que entre todos hemos conseguido.
Ellos, por su parte, como muestra de cariño y agradecimiento, entregaron regalos a todos los niños y jóvenes que se encontraban en el templo. Los detalles eran manualidades elaboradas por muchos de los internos de Teixeiro.
No nos queda más que agradecerles mucho, mucho, su presencia entre nosotros, el querer compartir su vida con humildad y valentía, el acercarnos a esta realidad tan cercana y tan oculta que viven, el cariño que nos han regalado.
“La prisión, pesebre de la Misericordia de Dios”. Que lo vivamos siempre así. Que seamos misericordiosos con todos y seamos luz de Dios que alumbra las tinieblas de la vida.