Cáritas apela a la sociedad: más donaciones y voluntarios ante la ola de pobres vergonzantes

Este año la situación económica está mal, pero seguramente, las mayores consecuencias se empiecen a notar realmente en el 2023. Y para ello nos estamos preparando». La previsión no parte de uno de los grandes centros de poder y decisión del mundo de las finanzas, ni se refiere a la esfera de las cuentas de resultados de multinacionales ni estados. La cita corresponde a la directora de Cáritas Interparroquial de Arousa, Mar Viqueira Villaverde, que a falta de poco más de dos meses para despedir un negro 2022 advierte de las muy preocupantes perspectivas que se abren ante el inminente nuevo año para el colectivo de ciudadanos que viven en la pobreza en la comarca.

La directiva de Cáritas Interparroquial de Arousa convocó en la mañana de ayer a la prensa local en el Centro San Cibrán, en el que la entidad ayuda a personas y familias enteras a retomar el rumbo de sus vidas dándoles un techo poco antes de poder recuperar ese tan olvidado por algunos derecho constitucional a una vivienda digna propia. El objetivo del encuentro, lanzar un llamamiento público a la sociedad arousana para que siga demostrando el espíritu solidario que, destacan desde Cáritas, siempre la ha caracterizado, y, en la medida de sus posibilidades, incremente su apoyo, bien en forma de donaciones bien sumándose al colectivo de 200 voluntarios que permiten a la oenegé desarrollar todos sus programas y servicios a favor de los más necesitados. La premisa: que nadie se quede atrás en un 2023 que empieza ya a infundir miedo.

Y es que la crisis por la pérdida del poder adquisitivo que desde hace un año se ha ido extendiendo entre las capas menos pudientes de la sociedad española y las que directamente carecen de recursos propios está tensionando la capacidad de asistencia de Cáritas en Arousa. Porque cada vez son más los usuarios que necesitan de ayuda y menos los recursos para poder atenderlos y acompañarlos en su camino hacia la autosuficiencia, el fin último que persigue la entidad, subrayan Mar Viqueira y el cura párroco de Caleiro, Manuel Castroaguín.

A falta del próximo balance detallado en su memoria anual tras el cierre del 2022, y más allá de los usuarios del comedor social, las técnicos de Cáritas Interparroquial de Arousa advierten: «Estamos esperando un aumento de la demanda de personas con necesidad de nuestra ayuda, porque las tarjetas y paquetes de ayuda de las administraciones están agotadas. Pero ya estamos notando ese aumento. Las familias que necesitan ayuda la necesitan durante mucho más tiempo y de forma integral». Esto es, no solo se ven obligadas a recurrir a Cáritas para poder disponer de una despensa mínima con la que alimentar a sus miembros, en muchos casos, menores de edad. También acuden en busca de la última red de apoyo con la que afrontar los gastos básicos de cualquier hogar, desde las facturas de luz y gas hasta la compra de medicamentos o material escolar. Siempre, trabajando codo con codo con los servicios sociales de los cinco concellos en los que se asientan las 27 parroquias de Cáritas Arousa, esto es, Vilagarcía, Vilanova, A Illa, Cambados y Catoira.

En este punto, Manuel Castroagudín subraya que «lo que más me preocupa son los pobres vergonzantes». Esto es, aquellas personas, muchas de ellas cabezas de familias, que sufren el doble drama de «sentirse fracasados» por tener que pedir ayuda para disponer de los bienes de subsistencia más elementales tras haberse valido por sí mismos toda su vida gracias a un trabajo que ya no tienen o que hoy no les llega para cubrir las necesidades básicas.

Y mientras crece el número de personas que necesitan ayuda, los recursos de Cáritas cunden cada vez menos por la escalada de la inflación: «Nuestros costes suben con la inflación y eso repercute en nuestra capacidad para ayudar, y también en las donaciones. Porque por muy generosos que somos en Arousa, tenemos que llevar la comida a casa. Incluso lo estamos notando en la política de las empresas donantes, que estocan menos», explica Viqueira.

Así las cosas, desde Cáritas de Arousa se apela a la solidaridad de sus vecinos para ayudar, en primer término, con donaciones de alimentos, de ropa y calzado de abrigo ante un invierno en el que «muchas personas no tendrán dinero para calentar sus casas»; pero también con aparatos electrónicos, para reducir la brecha digital de las personas sin recursos cuando casi todo, empezando por los trámites de ayudas públicas, se hace a través de internet.

En el Centro San Cibrán, Cáritas Interparroquial de Arousa concentra el servicio de vivienda que presta a aquellas personas y familias en disposición «casi inmediata» de volver a contar con un hogar propio tras el acompañamiento de la entidad. Con 14 habitaciones, en lo que va de año por sus dependencias han pasado 19 personas, diez de ellas todavía residiendo en el inmueble. Y es que en la oenegé son conscientes de la importancia de una vivienda propia para que cualquier persona pueda evitar entrar o logre salir de una situación de pobreza extrema y dependencia económica.

«La vivienda es un problema gravísimo», comentan las técnicos de Cáritas, que hablan de «requisitos imposibles» al sumar «aval, tres fianzas y una mensualidad» para conseguir un techo, agravado en Arousa por el alquiler vacacional, que no hace más que acentuar el hecho de que «hay muy poca vivienda disponible» a precios adaptados a las rentas bajas.

Por lo que respecta a los inmigrantes que ayudan, desde Cáritas se denuncia que «las citas en Extranjería para las personas que piden asilo se están demorando muy mucho», lo que dificulta el avance en el proceso de integración social de estas personas.

La directora de Cáritas, Mar Viqueira, también se refirió a un aumento del problema con las adicciones a las drogas, que Cáritas percibe entre algunos de sus usuarios en forma de «una mayor agresividad de gente joven».

Cáritas de Arousa no solo recibe y distribuye alimentos y ropa entre los más necesitados de la comarca. Tampoco se limita a dar servicio en su comedor social a los 33 usuarios a los que puede atender, los 365 días del año. Su labor va también más allá de colaborar económicamente a que las personas y familias en situación de pobreza puedan pagar las facturas básicas para poder continuar viviendo en su propia vivienda o acompañar a quienes están a punto de recuperar un techo propio en el Centro San Cibrán.

Entre sus líneas de acción, la oenegé ofrece además un servicio laboral, para ayudar a orientar la entrada o el regreso al mercado de trabajo a quienes lo necesiten, incluyendo talleres de formación, una bolsa de empleo y un servicio de intermediación con empresas y particulares que necesitan trabajadores. Con un equipo formado por una educadora y una trabajadora sociales y, desde junio, también una psicóloga.

La directora de Cáritas en Arousa, Mar Viqueira, confía en poder disponer el próximo año del nuevo local de 500 m2 que la entidad tiene proyectado en Vilagarcía en espera de la licencia municipal. En él concentrarán todos sus servicios, ampliando a 70 los usuarios diarios del comedor social, también su capacidad de formación laboral para ayudar a quienes lo necesitan a volver a ser «gente autónoma» gracias, destaca Manuel Castroagudín, a la «solidaridad» de la gente que colabora con Cáritas.

La directora de Cáritas Interparroquial, Mar Viqueira, aprovechó el encuentro con la prensa local para anunciar las dos primeras charlas que la entidad organizará a lo largo de los próximos meses. Mañana, a las 17 horas en el Auditorio de Vilagarcía, cinco mujeres ofrecerán sus testimonios como ejemplos de los nuevos referentes entre la juventud del pueblo gitano, que aspiran a mejorar su estatus social sin tener que renunciar a su cultura. El lunes, desde las 20 horas en el auditorio del Colegio Filipenses de Vilagarcía, Agustín Rodríguez Teso, párroco en el madrileño barrio obrero de Orcasitas, hablará de su experiencia de trabajo con las gentes de un barrio marginal como La Cañada Real Galiana.

 

Fuente: La Voz de Galicia