- Llamamiento de la Iglesia compostelana a la colaboración económica de los fieles y personas de buena voluntad para mantener la acción social durante la pandemia // La solidaridad llega a las parroquias a través de las nuevas tecnologías: una página web que permite ayudar sin salir de casa TEXTO Arturo Reboyras
Es incuestionable la labor social que lleva a cabo la Iglesia, sobre todo desde que se desató la pandemia que ha generado una grave crisis sanitaria, económica y social, con la pobreza como principal consecuencia para numerosas familias. Desde el primer momento, la Archidiócesis de Santiago se ha volcado para cubrir los vacíos y alcanzar los rincones más marginales con el objetivo de dar cobertura y dignidad a los más vulnerables y afectados por la depresión provocada por el coronavirus.
Sin embargo, a pesar de incrementar exponencialmente sus niveles de asistencia, los ingresos se han visto mermados considerablemente, como ha publicado esta semana EL CORREO, hasta encenderse la luz roja en sus cuentas anuales, después de reducir la entrada de fondos de 25 a 20 millones de euros. El confinamiento, las restricciones, las dificultades económicas… han provocado una notable reducción de ingresos que no ha conseguido compensar la generosidad de todas las personas que en los peores momentos realizaron un esfuerzo para colaborar en el sustento de la acción social de la Diócesis compostelana.
En este contexto, y ante las limitaciones de movilidad impuestas por el COVID, desde el Arzobispado de Santiago quieren lanzar un nuevo llamamiento a la “solidaridad de los fieles para sostener la actividad social que desarrollan las Cáritas parroquiales y la propia Diócesis”. Para ello, la Iglesia española cuenta con una herramienta muy útil y sencilla que permite colaborar sin necesidad de salir de casa. Se trata del cepillo digital Dono a mi Iglesia, que permite realizar aportaciones económicas a cada una de las parroquias de España o a las diócesis con un simple dispositivo móvil.
En Santiago, los donativos online empezaron a cobrar fuerza a partir del confinamiento, el pasado mes de marzo. Hasta entonces apenas habían calado en las parroquias compostelanas. Muestra de ello es que en enero y febrero tan solo entraron en las arcas del Arzobispado 220 euros por vía telemática. No sería hasta el inicio del confinamiento, el 13 de marzo, cuando empezó a notarse la efectividad de este medio de colaboración: en abril, la cuenta online de la Iglesia compostelana sumaba 3.235 euros; y solo en diciembre se recaudaron a través de donaciones por medios electrónicos 10.042 euros. En total, las limosnas registradas a través de medios tecnológicos ascendieron en 2020 a 51.251 euros.
PREFERENCIA POR LAS PARROQUIAS. Para ello los fieles y personas de buena voluntad han recurrido a plataformas como la de Dono a mi Iglesia, que además permite dirigir la aportación al destino deseado. En el caso de la Diócesis compostelana, la mayoría de los benefactores se han decantado por destinar su ayuda principalmente a parroquias. Y es que del referido total, 42.716 euros fueron a parar a las pequeñas iglesias de pueblos y ciudades; mientras que los 8.535 restantes fueron destinados, por deseo de los donantes, al Arzobispado.
Sin embargo, cabe destacar que el cepillo online todavía no ha calado en la inmensa mayoría de las parroquias compostelanas. Tan solo 127 de las 1.070 que suma la Diócesis recibieron ayudas telemáticas. Indican desde el Arzobispado que en breve se apuntarán a esta fórmula los seminarios Mayor y Menor de Santiago, de manera que también se pueda colaborar al funcionamiento de ambos centros a través de donativos realizados desde internet, en concreto, mediante la página web www.donoamiiglesia.es.
INVITACIÓN DEL ARZOBISPO DE SANTIAGO. En una carta pastoral publicada el pasado mes de octubre, el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio Barrio, recordaba que “como toda familia tenemos muchas necesidades, también económicas, que sacaremos adelante entre todos, con la colaboración generosa de cada uno, que os agradezco de todo corazón. Os invito a seguir colaborando humana y económicamente en las muchas tareas y servicios que realizamos entre todos en la Iglesia diocesana”.
Hay que tener en cuenta que, además de la ayuda que presta la Archidiócesis a entidades sociales, también debe afrontar los gastos que supone la parte pastoral, al contar con 456 sacerdotes en 1.070 parroquias, alrededor de 3.200 catequistas, 810 religiosos y religiosas y cuatro diáconos permanentes.
En cifras concretas, las estadísticas aportadas en un reciente estudio del impacto económico de la Diócesis, que recogen datos en la lucha contra el COVID, indican que en 2020 se realizó una aportación directa de 150.000 euros para entidades sociales, como Cáritas diocesana o las cocinas económicas de Santiago y A Coruña. A esto habría que sumar el importantísimo trabajo social que realizan las Cáritas parroquiales en los diferentes pueblos y ciudades en la lucha contra la pobreza y las consecuencias de la pandemia.
Fuente: El Correo Gallego