Comienza la Iglesia

Hoy es el día de Pentecostés. Era en el judaísmo la Fiesta de las Semanas, pues se cumplían siete desde la celebración pascual. La tonalidad de ese día era la de la “Alianza con Dios”. El Espíritu llena el cenáculo, merced al viento recio que invade a los que allí estaban, y a las lenguas de fuego que se posan sobre ellos. Ese día se ratificaba la Nueva Alianza, merced a la sangre de Cristo, derramada a favor del hombre.

San Pablo, escribiendo a los Corintios, considera necesario al Espíritu Santo  para conseguir reconocer a Cristo. Ese Espíritu desciende sobre la Iglesia naciente, para distribuir sus dones entre sus miembros, de modo que estos los pongan al servicio de todo el cuerpo. Todos nosotros formamos el Cuerpo de Cristo, y todos hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, precisamente para constituir un solo Cuerpo, la Iglesia.

El cuarto evangelista refiere, entre las apariciones de Cristo resucitado a sus discípulos, la realizada en el Cenáculo un domingo, mientras las puertas de aquel lugar permanecían cerradas, por miedo a los judíos. Cristo se les manifiesta y les concede su paz. Además les entrega su Espíritu, de modo que sean testigos de él a lo largo del mundo y entreguen la Buena Noticia, con la potestad de perdonar pecados.

José Fernández Lago