Tristemente el buen tiempo, que tanto agrada en este rincón, recrudece los conflictos a lo largo del planeta. El Papa consciente de este problema ha enviado diversos mensajes en esta quincena, para concienciar a las personas de buena voluntad a encarar los conflictos, y tener en cuenta que siempre se puede actuar. Y dice “nosotros no podemos estar en primera línea, pero no estamos excluidos; hay muchas formas de contribuir, ante todo la oración” y lo dice para que recemos por los migrantes obligados a atravesar lo que el denomina “mares y desiertos ”mares…masas de agua traicioneras que tantos hermanos y hermanas de cualquier parte del mundo se ven obligados a cruzar para llegar a su destino” y “desiertos…todos aquellos territorios inaccesibles y peligrosos como bosques, selvas, estepas, donde los migrantes caminan solos, abandonados a su suerte” porque “Estos lugares son testigos del drama del pueblo que huye de la opresión y la esclavitud. Son lugares de sufrimiento, de miedo, de desesperación, pero al mismo tiempo son lugares de paso hacia la liberación”. Esta liberación pasa, para el Papa, por que se genere un cambio “ampliando las rutas de acceso seguras y las vías de acceso legales para los migrantes, facilitando el refugio a quienes huyen de la guerra, de la violencia, de la persecución y de tantas calamidades; lo conseguiremos fomentando por todos los medios una gobernanza mundial de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad. Y aunando esfuerzos para combatir el tráfico de seres humanos, para detener a los traficantes criminales que se aprovechan sin piedad de la miseria ajena.”
El Papa también ha señalado, como una fuente de conflicto, ante el Grupo Terna dedicado a la industria eléctrica, que “hay mucha energía sucia en el planeta. Sucia, ciertamente, porque procede de energía fósil y no renovables; pero también ensuciada por la injusticia, por las guerras que nacen y se alimentan del ansia de energía; manchadas por condiciones laborales injustas, por la concentración de grandes beneficios en pocas manos, por ritmos de trabajo insostenible que polucionan las relaciones corporativas y el alma de las personas. La buena energía no es sólo un aspecto tecnológico: producción y consumo deben ser más equitativos e inclusivos. El cambio del exclusivismo a la inclusión”
Pero no es este el único mensaje que ha querido hacer estos días. Ante los familiares de las víctimas de la explosión en el puerto de Beirut ocurrida hace cuatro años, ha reiterado el mensaje de la encíclica Fratelli tutti indicando “ Cada guerra deja al mundo peor de lo que lo encontró. La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal…imploro desde el Cielo la paz que los seres humanos luchan por construir en la tierra. Se la imploro por Oriente Próximo y por el Líbano” porque como los cedros del Líbano que nos invitan a levantar la mirada al cielo, allí “en Dios está nuestra esperanza, la esperanza que no defrauda. ¡Nuestra esperanza no defrauda!”
Igualmente a los participantes en el 86 capítulo general capuchino les dice que una de las dimensiones de su espiritualidad es el compromiso con la paz, por lo que son designados “frailes del pueblo”, expertos en “construir la paz”, “capaces de crear oportunidades para el encuentro, mediar en la resolución de conflictos, consiguiendo la unidad de las personas y promocionando la cultura de la reconciliación, incluso en las condiciones más difíciles.” Y el fundamento de este carisma, es para el Papa la condición fundamental de estar en Cristo, próximos a todos especialmente los pobres, los marginados y desesperados, sin excluir a nadie.
Y como en otras ocasiones el Papa, propone caminos que es posible recorrer, más allá de la oración, que es seguir el “mal ejemplo de Jesús” que pasó por la tierra “perdonando demasiado”… como aquel cura vasco-dice- que tras la guerra civil fue expulsado por Franco y llegó a Argentina donde en sus confesiones, perdonaba demasiado…. O como José “que acogió en su casa y en su vida a un Dios que, en contra de todas las expectativas, apareció a su puerta en el hijo de una joven frágil y sin posibilidad de recriminación. No había ningún derecho que María y su Niño pudieran reclamar humanamente ante el santo Patriarca, salvo el de una presencia que sólo la fe podía reconocer y la caridad acoger. Y José fue capaz de dar este paso: reconoció la presencia real de Dios en su pobreza y la hizo suya, es más, la unió a su vida.” Y concluye el Papa contando que San José padecía insomnio…¡porque todas las veces que se durmió le cambiaron la vida! Porque seguir a Cristo tiene su aquel….
Buena quincena
María Puy