- La HOAC plantea cinco respuestas urgentes para afrontar la precariedad, el racismo, la desigualdad y la crisis climática
Madrid acogió estos días los cursos de verano de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), un encuentro que reunió a más de 200 militantes, entre ellos varios de la diócesis de Santiago de Compostela, para reflexionar sobre las nuevas vulnerabilidades que atraviesan el mundo del trabajo.
La clausura tuvo lugar con una eucaristía en la catedral de La Almudena y un gesto público de denuncia en la plaza anexa. Durante media hora, los participantes, dispuestos en semicírculo, visibilizaron la fragilidad de la vida obrera a través de una puesta en escena simbólica: vasijas resquebrajadas como metáfora de las heridas sociales, paraguas que representaban la protección ética y política, máscaras y pancartas. Todo ello acompañado de la canción Cuidar el trabajo, cuidar la vida.

En el acto se expusieron cinco grandes vulnerabilidades detectadas en los diálogos del encuentro, junto con las “sensibilidades protectoras” que propone el movimiento:
-
Cambios tecnológicos: se alertó del riesgo de que la digitalización, la inteligencia artificial y la automatización deshumanicen el empleo, sustituyendo personas por algoritmos. La respuesta: una mirada crítica que defienda el trabajo como experiencia humana y digna.
-
Crisis climática: se advirtió que la transición ecológica no puede reproducir desigualdades ni quedarse en una visión ambientalista desconectada de los derechos sociales. Se pidió una sensibilidad ecológica que garantice que nadie quede atrás.
-
Desigualdad de género: se denunció la invisibilización del trabajo de cuidados, mayoritariamente femenino. La propuesta: una sensibilidad feminista que reconozca y redistribuya estas tareas como responsabilidad colectiva.
-
Racismo laboral: se reclamó una sensibilidad intercultural que vea la diversidad como riqueza, y políticas inclusivas que reconozcan los derechos de todas las personas trabajadoras, sin excepción.
-
Precariedad estructural: se cuestionó la “flexiplotación” que normaliza la inseguridad laboral, reivindicando políticas justas que garanticen el derecho a un trabajo digno.
En su comunicado, la HOAC advirtió que las soluciones “no pueden limitarse a medidas técnicas o asistenciales”, sino que deben promover estilos de vida que no destruyan y respuestas coherentes con una sociedad justa y sostenible.
El gesto finalizó con una triple llamada: recuperar la humanidad, la dignidad y la ternura en el mundo del trabajo; denunciar la explotación, la siniestralidad, el desempleo, la desigualdad y la pobreza; y anunciar que otro modelo laboral es posible, centrado en el cuidado, la justicia y la vida.
“El primer paso”, subrayaron, “es escuchar a quienes más sufren: migrantes, mujeres, jóvenes, mayores y personas en situación precaria. Desde sus voces se pueden construir respuestas verdaderamente transformadoras”.
La jornada cerró con la unión de una gran pancarta de campaña y una foto de grupo, mientras sonaba de nuevo el lema que acompañó toda la acción: Cuidar el trabajo, cuidar la vida.







