De Don Bosco al Corazón de Cristo: los jóvenes diocesanos peregrinan hacia Paray-le-Monial

La peregrinación diocesana de jóvenes de la Archidiócesis de Santiago de Compostela dejó atrás la serenidad de Colle Don Bosco, la colina piamontesa donde nació y vivió San Juan Bosco, para emprender rumbo hacia tierras francesas. El destino: Paray-le-Monial, un pequeño pueblo de apenas nueve mil habitantes que, sin embargo, guarda una latencia universal.

Hace apenas un mes, esta localidad clausuró el jubileo por los 350 años de las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús. Allí, en el convento de las Salesas, Santa Margarita María de Alacoque recibió entre 1673 y 1675 las revelaciones de un Corazón que, según el relato espiritual, conoce, ama y se entrega sin condiciones. A su lado, San Claudio de la Colombière, su confesor, llevó aquel mensaje más allá de las fronteras, para que el mundo entero escuchara su eco.

En este primer día en Paray-le-Monial, los jóvenes compostelanos participaron juntos en la Eucaristía, acercándose al misterio del Corazón de Cristo. Tras la cena, guiados por una hermana salesa, profundizaron en el mensaje de las apariciones, que luego compartieron en pequeños grupos, dejando que las palabras y las emociones reposaran como semillas.

La estancia se prolongará dos noches. Mañana viernes, además de seguir profundizando en esta experiencia espiritual, los peregrinos viajarán a Taizé, a tan solo media hora de camino, para encontrarse con la comunidad fundada por el hermano Roger y vivir un momento de comunión ecuménica.

En este recorrido, el viaje es más que un desplazamiento: es un hilo invisible que une colinas, pueblos y almas, y que conduce, paso a paso, hacia un mismo corazón.