El descenso del número de sacerdotes es muy grande, lo sabemos bien. Esto obliga a reestructurar ya el funcionamiento de la pastoral diocesana. Obliga, también, a redoblar los esfuerzos en pro de las vocaciones sacerdotales. ¿Es realmente una prioridad en nuestra vida personal y comunitaria?
Todos los días deberíamos rezar por los sacerdotes y por las vocaciones sacerdotales. Una vez al año, nuestros obispos nos convocan a hacerlo de manera especial: es el Día del Seminario, el 19 de marzo.
Dios Padre, que con el ejemplo de tu Hijo nos enseñas que no hay verdadero amor sin la entrega generosa de la propia vida, ayuda a aquellos que se preparan en nuestros seminarios a ser pastores según tu corazón, cercanos a ti, y cercanos a los hombres nuestros hermanos. Que sean en medio de nuestra sociedad tus ojos y tus manos, para ver, curar y acompañar a tantos que quedan heridos en el camino. Que no falten en tu Iglesia jóvenes dispuestos a servirte según tu voluntad, que con su vida y su palabra muestren a los demás tu amor misericordioso. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén
Fuente: Pobo de Deus Nº 790