Dios quiere salvar

La 1ª lectura de la Misa de hoy, nos dice que Dios, siempre misericordioso y dispuesto al perdón, se compadece de todos nosotros. Por ello intenta movernos al arrepentimiento, de suerte que, una vez convertidos, nos conceda su perdón. Nuestro Señor es amigo de la vida y nos mantiene en la existencia. Más todavía, nos estimula para que reconozcamos nuestros pecados y así nos perdone.

San Pablo intenta tranquilizar a los cristianos de Tesalónica, para que no consideren que la venida gloriosa del Señor está a punto de producirse. Intenta animarles a vivir su fe como buenos cristianos, y a realizar de ese modo todo el bien que puedan. Así darán gloria a Dios, y el Señor les hará partícipes de esa gloria.

El Evangelio de Lucas presenta a un publicano de baja estatura, llamado Zaqueo, que se subió a una especie de higuera en Jericó, para ver a Jesús. Este le ruega que le acoja en su casa. Zaqueo se llena de alegría, y muestra su arrepentimiento: promete dar la mitad de lo que tiene a los pobres; y con el resto, devolver el cuádruplo de lo que hubiera defraudado. Jesús lo ve tan arrepentido, que proclama: la salvación ha entrado en esta casa, pues Zaqueo se mostraba como un verdadero “hijo de Abraham”. Jesús manifiesta además que él había venido a salvar lo que estaba perdido.

José Fernández Lago