- Según Cáritas, una docena de personas duermen en la calle de forma regular
Un cajero automático, unas galerías, un pasadizo subterráneo. Es difícil imaginar que, para un puñado de habitantes de Vilagarcía, eso sea lo más parecido a una casa propia -la palabra hogar, aquí, no encaja-. Según los datos recogidos por Cáritas, hay una docena de personas que pasan las noches, cada vez más frías e inclementes, en la calle o en casas arruinadas que hacen suyas por unas horas. Son los sintecho: una población invisible de cuya existencia parecemos tomar conciencia solo cuando la muerte los sorprende en la calle. O cuando, acorralados por sus propias circunstancias, se cruzan en nuestro camino.
Según los datos de Cáritas, son doce las personas que últimamente viven sin techo en la capital arousana. A falta de un perfil detallado, se puede afirmar que hay más hombres que mujeres. La mayoría de nacionalidad española. Y las edades oscilan mucho, entre los treinta y los sesenta años. En algunos casos, explica Tamara Bouzón, trabajadora social en el comedor social, llevan ya «muchos años en esa situación». «Tienden a cronificarse; en muchos casos hablamos de personas con problemas de adicción muy severos que tienen muchas dificultades para asumir una mínima rutina y que incluso se quedan fuera de las ayudas sociales porque son incapaces de algo tan básico como acudir a las citas que se le dan», asegura Bouzón.
Vivir a la intemperie en invierno no es fácil. La lluvia, explica Francisco Fernández, el responsable de Cáritas en Arousa, es el principal enemigo de quienes deben pasar las noches sin un techo protector sobre sus cabezas. También deben combatir el frío. Y para echarles una mano, el Concello de Vilagarcía, en colaboración con las diferentes oenegés que trabajan en la capital arousana, elaboran cada año un protocolo de lucha contra el frío. En ello están ahora, explican desde Cáritas.
Transeúntes o no
La mayoría de los integrantes de este colectivo invisible acuden al comedor social de Cáritas en Vilagarcía con regularidad. Unas instalaciones en cuyas mesas se sientan a diario alrededor de 35 personas, aunque a veces se cuentan hasta cincuenta. Muchos son transeúntes, están de paso: han organizado su calendario en función de las posibilidades de recibir cobijo en alguno de los albergues de las ciudades gallegas. En Vilagarcía pueden parar en el de Cruz Roja, donde su estancia está limitada a un par de noches.
Pero, ya lo hemos dicho, hay a quien esas alternativas no les dan acomodo. Quienes duermen donde pueden. Es el caso de una pareja que desde hace dos años ocupa el paso subterráneo de A Escardia. «Tienen el campamento ahí montado», dice un usuario de la zona. Un carrito lleno de ropa, un amasijo de prendas en un rincón y dos colchones. «Son una pareja, pero a veces hay más gente ahí con ellos».
Cáritas lanza su campaña «Nadie sin hogar»
«Nadie sin Hogar» es el lema de la campaña que, un año más, Cáritas ha puesto en marcha. Esta oenegé trabaja cada día para intentar cumplir ese objetivo. En la capital arousana dispone de una casa, en San Cibrán, que se convierte en una segunda oportunidad para quienes más la necesitan. Es una «casa de acollida para persoas en situación de sen fogar»; un «centro de inclusión social e acollida básica» que ya ha hecho algunos milagros.
Fuente: Rosa Estévez | La Voz de Galicia
Foto: Mónica Irago