- Monseñor Barrio presidió la Eucaristía que culminó el encuentro y el homenaje a los que cumplían sus bodas de plata, oro y platino
El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, presidió hoy la Eucaristía con la que culminó la Asamblea de Catequistas. En una ceremonia que se desarrolló en la iglesia del monasterio de Benedictinas, el arzobispo pidió a los catequistas que siguieran “dando a conocer la vida y la historia de Jesús no sólo con palabras sino con vuestro testimonio”. Monseñor Barrio les animó a continuar con su tarea y les dijo que “mientras catequizáis, os hacéis testimonios de Cristo, con una fe que motiva, con una esperanza que orienta y con una caridad que realiza el sentido de la vida. Este es el mensaje que lleváis en vuestras alforjas”. Por la mañana, el arzobispo había saludado a los participantes en la asamblea. Monseñor Barrio presidió, además, el acto de homenaje y reconocimiento a los catequistas que celebran este año sus bodas de plata, oro y platino. Recibieron el homenaje de plata, 42 catequistas; el de oro, 10; y 4 el de platino. De ellos, 30 son sacerdotes.
Una jornada llena de emociones y cargada de simbolismos. Así se desarrolló hoy la cita que acogió en Santiago a varios centenares de catequistas de toda la Archidiócesis compostelana. Organizada por el Secretariado de Catequesis, la asamblea anual de estos agentes de pastoral tuvo como lema “Acompañantes en el camino de la fe” y como eje de reflexión a la figura de Moisés. El arzobispo, monseñor Barrio, aludió a ello en su homilía de la Eucaristía de envío y dijo que “sois como iconos del rostro de Moisés y de Cristo, llenos de esperanza que viene no de nuestras propias fuerzas o nuestro carácter optimista, sino de la presencia continua del amor que nos acompaña: Sólo quienes han reconocido en Cristo al Maestro y Señor, tienen experiencia de primera mano y están capacitados para llamar a otros y recorrer el camino con ellos”.
La Asamblea de Catequistas había dado comienzo con el acto de acogida celebrado en el Auditorio Abanca. Allí tuvo lugar la charla de reflexión para centrar los trabajos de la jornada. En ella, el franciscano Miguel de la Mata recordó a los catequistas su compromiso testimonial. Bajo el título “Como Moisés, de vocación acompañantes en el camino de la fe”, Miguel de la Mata explicó que la fe cristiana se vive en clave vocacional: de vocación “catequistaacompañante en el camino de la fe”.
También señaló que la figura de Moisés es ejemplo para todos los catequistas, porque enseña a escuchar a un Dios que “pide”, para después enseñar a los demás a escuchar. Para el catequista, Moisés es modelo de actuación porque con su sí a Dios confía e invita a confiar, arriesga y enseña a arriesgar, se entrega e invita a vivir entregándose.
De la Mata comentó, igualmente, que hacen falta tres viajes: de la superficialidad a la profundidad (hacia el desierto); del egoísmo a la oblatividad (hacia la periferia); y de la pasividad a la creatividad (hacia la frontera).
En el monasterio de las Benedictinas tuvo lugar un acto lleno de simbolismo, con oración, refexión y compromiso sobre dos realidades presentes en el peregrinar del catequista: el paso del mar Rojo, para superar la sociedad líquida, y el andar por el desierto, que forma parte de la vida.
A lo largo de la jornada hubo un homenaje a los catequistas que cumplen este año bodas de plata, oro y platino en su tarea pastoral. Recibieron el homenaje de plata, 42 catequistas; el de oro, 10; y 4 el de platino. De ellos, 30 son sacerdotes.
Además, hubo un total de 10 stands en el claustro de San Martín Pinario y se celebraron 9 talleres. En los diferentes stands instalados ya en el Seminario Mayor estuvieron presentes Pastoral Juvenil, Equipos de Nuestra Señora, el Centro de Orientación Familiar (COF), Catequesis, el Centro de Escucha de Pontevedra o el Equipo Diocesano de Godly Play, 5+1 de A Coruña, o la parroquia de San Fernando, entre otros.