El arzobispo preside en la Catedral la fiesta de la Traslación del Apóstol Santiago

  • Mons. Barrio invitó a todas las personas a que sean “creyentes” y “creíbles”, dispuestas a difundir en cada ámbito de la sociedad los principios e ideales cristianos.

“En la celebración de esta fiesta tan propia de nuestra Archidiócesis damos gracias a Dios, conscientes de la importancia del Año Santo Compostelano, que seguiremos celebrando gracias a la benevolencia del Papa Francisco, “un tiempo de gracia y de perdón”, para responder a la llamada a la santidad y conformar la vida con Cristo, recordando a creyentes o no creyentes que Cristo revela al hombre el propio hombre y le descubre la dignidad de su vocación”. Así se expresaba esta mañana monseñor Julián Barrio en su homilía de la Fiesta de la Traslación, en la que el Excmo. Sr. Delegado Regio, en esta ocasión D. Xosé A. Sánchez Bugallo, alcalde de la ciudad de Santiago de Compostela, presentó -en nombre de S.M el Rey la tradicional ofrenda al Apóstol.

En respuesta a su invocación al Apóstol, el arzobispo compostelano señaló que “la Palabra de Dios ilumina cada día un camino a veces gris y otras veces oscuro”. Y añadió que “Jesús no está lejos, se nos acerca en un mundo de soledades, nos coge de la mano cuando estamos a punto de hundirnos en las olas de la propia vida, como le sucedió a Pedro en el mar.”

Monseñor Barrio explicó también que “el Apóstol Santiago nos remite a la fe, que necesitamos reavivar para acercar “el hoy contemporáneo” al “hoy eterno de Dios”, referencia central en nuestro modo de ser y de actuar. Esto exige disponibilidad plena al querer de Dios y la humilde intrepidez para aceptar el honor del rechazo o de la acogida que libremente los hombres pueden tener en relación a Cristo, llevando la alegría del Evangelio allí donde estemos”.

El arzobispo invitó a todas las personas a que sean “creyentes” y “creíbles”, dispuestas a difundir en cada ámbito de la sociedad los principios e ideales cristianos y ser en medio de los hombres presencia de Cristo. En este sentido, el prelado compostelano destacó la urgencia de recuperar el sentido trascendente de la vida, la visión de futuro, la corresponsabilidad, y la fraternidad que fundamentan la confianza en los distintos ámbitos de la vida: “Hai problemas que non poden resolverse sen a achega do pensamento relixioso”.

Monseñor Barrio finalizó su homilía poniendo sobre el Altar “co Patrocinio do Apóstolo, a vosa ofrenda, Excmo. Sr. Delegado Rexio, tendo en conta as intencións do Papa Francisco, das Súas Maxestades e de toda a Familia Real, de todos os que teñen unha responsabilidade política, social e cultural, e de tódolos pobos de España, de xeito especial dos queridos fillos desta terra galega e desta Cidade de Santiago. Encomendo ao amigo do Señor esta querida Arquidiocese Compostelá para que asuma fielmente o compromiso de transmitir con espirito sinodal o legado da nosa fe”.

La Ofrenda de la Traslación se realizó por primera vez en 1109, aunque fue en 1642 quien Felipe IV la institucionalizó. Se trata de la celebración jacobea más importante en la Catedral compostelana tras el 25 de julio – fiesta litúrgica del Señor Santiago- y en ella se conmemora el traslado de los restos del Apóstol a Santiago desde el puerto de Jaffa, en Jerusalén.