Eladio Varela Busto, una vida entregada a la pastoral de A Coruña

  • Alumno del Hogar de Santa Margarita, tras su paso por los seminarios de Lugo y Santiago, fue ordenado sacerdote en el año 1961

Eladio Varela Busto (Vilouriz, Toques, 1935), párroco emérito de la parroquia de los Santos Ángeles, en A Coruña, además de canónigo de la Colegiata de Santa María del Campo. Falleció este martes a los 86 años. Alumno del Hogar de Santa Margarita, tras su paso por los seminarios de Lugo y Santiago, fue ordenado sacerdote en el año 1961. Su vida sacerdotal ha estado fuertemente vinculada con la ciudad de A Coruña porque, aunque su primer destino fue en Sada, no tardaría en volver a la ciudad para asumir la labor de coadjutor en la Parroquia de S. Antonio y posteriormente en la de San José. Años más tarde llegará al que será su destino definitivo, por el cual se desvivirá, la por aquel entonces no construida, parroquia de los Santos Ángeles.

Allí, tras unos años en un local provisional, y valiéndose de su celo apostólico, logró construir el templo actual de la parroquia, encargándose personalmente de que fuera óptimo para aquello que él tanto amaba: la liturgia. Sin duda, algo que todos recuerdan de Eladio es su pasión por vivir y disfrutar de la liturgia, así como de los cantos. En esta parroquia, es donde encontrará el lugar que siempre había soñado, un despacho abierto, atento a los enfermos, donde crear grupos de reflexión y donde también organizar viajes con sus feligreses a Tierra Santa y a varios países a lo largo de Europa. También tuvo siempre predilección por los jóvenes con los cuales le encantaba trabajar.

Ha dejado también gran recuerdo entre los que fueron sus alumnos de religión en el Colegio de la Grande Obra de Atocha, donde con su didáctica era capaz, de manera rigurosa, pero también alegre, de relacionar el fútbol con la religión. Sus hermanos sacerdotes, también guardan gratos recuerdos del que fuera durante unos años Arcipreste de Monelos, Eladio: amigable, con su especial sentido del humor y siempre dispuesto a programar actividades pastorales como miembro incansable del Hogar Sacerdotal José Sardina. En sus últimos años, se encargó también de la Parroquia de La Milagrosa, así como el papel de Canónigo Penitenciario de la Colegiata de Santa María del Campo ofreciendo la reconciliación y el amor de Dios a aquellos que se acercaban.

Después de toda una vida entregada a los demás, queda en nuestra memoria su recuerdo y en nuestro corazón, el agradecimiento y la llamada a seguir amando y sirviendo.

Fuente: La Voz de Galicia