En la festividad de San Juan de Ávila, el arzobispo llama a los sacerdotes a ser pan partido que se da y que se entrega, alimentados en Cristo

  • En la festividad de San Juan de Ávila, el arzobispo reúne en la Catedral a su presbiterio en una ceremonia en la que se honró a quienes han cumplido 25, 50 y 60 años como sacerdotes
  • “La voluntad de Dios en medio de la humanidad”: recuerdo al nuevo Papa León XIV durante la eucaristía

 

La fiesta de la memoria de San Juan de Ávila, patrono del clero español, ha sido hoy viernes, día 9 de mayo, la jornada elegida por la Archidiócesis de Santiago para homenajear a los 27 sacerdotes que este año conmemoran sus bodas de oro, plata y diamante ministeriales por sus 25, 50 y 60 años de servicio a la Iglesia compostelana. Esta tradicional cita es uno de los momentos fuertes de expresión de la comunión del arzobispo con su presbiterio.

La jornada se iniciaba a las 10:30 horas con una meditación en la Capilla del Seminario Mayor Interdiocesano. Posteriormente, ya a las 12:00 horas comenzaba una Eucaristía de acción de gracias en la Catedral compostelana presidida por mons. Francisco José Prieto Fernández, acompañado por el arzobispo emérito mons. Julián Barrio, el Vicario General, los Vicarios Territoriales, así como los miembros del Cabildo y un numeroso grupo de presbíteros.

Don recibido

Durante la homilía, monseñor Prieto expresó su profunda “acción de gracias al Señor” por la fidelidad de los sacerdotes que celebran “60, 50 y 25 años de vida y ministerio sacerdotal”, extendiendo este reconocimiento al presbiterio y a la asamblea congregada.

Subrayó que el sacerdocio es, ante todo, una respuesta a la llamada de Dios, inspirada en la súplica del salmista: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Recordó que el ministerio es un “don que se nos da, un ministerio que se nos confía”, enfatizando que los sacerdotes “no somos dueños, sino servidores”, siguiendo el ejemplo de Cristo, quien “no vino a que lo sirvieran, sino a servirnos a todos”.

El sacerdote como “Pan Partido” para la vida del mundo

Inspirado en el Evangelio de San Juan, el arzobispo reflexionó sobre el misterio eucarístico, vinculándolo con la vocación sacerdotal: “Como sacerdotes presidimos, celebramos, bendecimos, partimos el pan de la Eucaristía”, afirmó.

Exhortó a los presbíteros a vivir su ministerio con autenticidad y entrega: “Que seáis y seamos nosotros ese pan partido que se da y que se entrega, alimentados en Cristo”, recordándoles que el sacerdocio no consiste únicamente en repartir el alimento espiritual, sino también en nutrirse ellos mismos con la fuerza de la Eucaristía para servir con fidelidad.

Fraternidad sacerdotal.

Retomando las enseñanzas de San Juan de Ávila, monseñor Prieto enfatizó la importancia de ejercer el ministerio “con afecto de padre y madre”, extendiendo esta llamada a la fraternidad entre los presbíteros.

Advirtió que, si no se cultiva “ese afecto hecho fraternidad entre nosotros”, la misión de la Iglesia se verá afectada: “Las redes no serán extendidas y permaneceremos cada uno en nuestras orillas.”

Esta fraternidad, explicó, representa la “verdadera y primera sinodalidad en aquel que se hace compañero de camino, Cristo el Señor”, destacando la urgencia de superar divisiones y prejuicios para fortalecer la comunión eclesial.

La elección del Papa León XIV.

El arzobispo dedicó un apartado de la homilía a la elección del nuevo Pontífice, manifestando su gratitud: “Una vez más un nuevo Pedro, León XIV entre nosotros”, afirmando que “la voluntad del Señor se ha hecho presente en la vida de la Iglesia.”

Elevó una oración por el Santo Padre, pidiendo: “Que Dios Padre lo bendiga y lo cuide, que Dios Hijo lo sostenga en el camino… Y que Dios Espíritu Santo lo aliente y lo fortalezca.”

Subrayó que “León XIV ha mostrado ya ese camino”, haciendo referencia a su llamada a “tender puentes, construir la paz, vivir la sinodalidad”, con “Cristo en el centro”, asegurando que la misión de la Iglesia “no será un proyecto personal, sino la voluntad de Dios en medio de la humanidad.”

El prelado destacó las primeras palabras del Papa, marcadas por la esperanza pascual: “Su primer saludo fue ese saludo pascual en nombre de Cristo resucitado. Él y solo en Él hemos de actuar.”

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Festividad de San Juan de Ávila en la Archidiócesis de Santiago de Compostela. La fiesta de la memoria de San Juan de Ávila, patrono del clero español, ha sido hoy el día 9 de mayo, la jornada elegida por la Archidiócesis de Santiago para homenajear a los 27 sacerdotes que este año conmemoran sus bodas de oro, plata y diamante ministeriales por sus 25, 50 y 60 años de servicio a la Iglesia compostelana. Esta tradicional cita es uno de los momentos fuertes de expresión de la comunión del arzobispo con su presbiterio. La jornada se iniciaba a las 10:30 horas con una meditación en la Capilla del Seminario Mayor Interdiocesano. Posteriormente, ya a las 12:00 horas comenzaba una Eucaristía de acción de gracias en la Catedral compostelana presidida por mons. Francisco José Prieto Fernández, acompañado por el arzobispo emérito mons. Julián Barrio, el Vicario General, los Vicarios Territoriales, así como los miembros del Cabildo y un numeroso grupo de presbíteros. #archicompostela #monsfranciscoprieto #papaleonxiv #sacerdotes

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Provocar en otros el servicio a Dios.

Monseñor Prieto animó a los sacerdotes a ser auténticos testigos del Evangelio, siguiendo el consejo de San Juan de Ávila: “En el hablar, en el vivir, en el tratar… provoquemos en los otros el servir a Dios.”

Les instó a evitar la indiferencia y el distanciamiento: “No provoquemos rechazo, no provoquemos tópicos que encasillan. Porque, en última instancia, sirviendo a Dios, servimos a los hermanos.”

Oración y compromiso pastoral

La homilía concluyó con una invitación a la oración por los sacerdotes y por la vida de la Iglesia: “Os invito a orar por vuestros sacerdotes, por vuestras comunidades parroquiales, por aquellos que el Señor os ha ofrecido como pastores.”

Con la mirada puesta en el futuro de la Iglesia, el arzobispo encomendó la misión sacerdotal a la intercesión de Santa María y del apóstol Santiago, reafirmando la importancia de renovar el ministerio con fidelidad y entrega.

Sacerdotes ordenados en 1965:

José Ramón Aldao Rey, Marcelino Bretal Rego, Manuel D. Castiñeira Picallo, José Ramón Crespo Iglesias, Dositeo Dabouza Fernández, Santiago Ferreiro Fernández, José M. García Gondar, Jesús María Iturrioz Uranga, Raúl Lage Radio, Celestino López López, Jesús López Míguez, Eladio Lores Pérez, José Porto Buceta, Enrique E. Redondo Mella, Manuel Tojo Botana, Joaquín Varela Lamela y Ricardo Viqueira Otero.

Sacerdotes ordenados en 1975:

Aurelio Ares Regueiro, Juan José García Barreiro y José María Maiz Cal.

Sacerdotes ordenados en 2000:

Víctor Manuel Blanco Naveira, Juan Manuel Fernández Iglesias, A. Zacarías López Martínez, Alfonso Mera Nogueiras, David Mohedano Mira, Juan Carlos Novo Bahamonde y Saúl O. Retamozo Morales.