«En Medjugorje sentí una paz sobrenatural, allí pasa algo que está cambiando el corazón de la gente»

  • El periodista leonés Pablo Rioja explicó en Cee su testimonio, lo que vivió en esta aldea bosnia en la que, desde los años 80, se reportan apariciones marianas

Con la Semana Santa asomando, impulsó en días pasados la Unidad Pastoral de Cee una serie de charlas o Conferencias Cuaresmales. La última de ellas este jueves, en el santuario Virxe da Xunqueira. Hasta allí llegó  el periodista, y ahora también escritor Pablo Rioja, quien dio a conocer su libro Objetivo Medjugorje. Con Pablo, parte de la plantilla del Diario de León, habló Fran Rodríguez en Radio Voz. Este viernes dará a conocer la obra en la librería San Pablo de Santiago: 20.00 horas, también. «Estoy muy feliz de estar en Galicia, tierra que quiero muchísimo y en la que he vivido cosas muy interesantes», apuntó. Ni seis meses tiene el libro y la segunda edición está en camino.

—Medjugorje es una aldea de Bosnia en la que, desde inicios de los 80, se vienen sucediendo supuestas apariciones marianas. Usted viajó allí en el 2012, 2013 y 2015. ¿Por qué?

—Por aquel entonces yo estaba estudiando los Novísimos. Cielo, tierra, purgatorio… como periodista me interesaba el tema. No conocía Medjugorge, pero me hablaron de que allí se aparecía supuestamente la virgen y pasaban cosas sobrenaturales que me llamaron la atención. Me decían que había posesiones demoníacas. Lo tenía que ver en persona. Engañé a la que por entonces era mi novia, hoy mi mujer, y allí que nos fuimos a investigar. Ella era totalmente escéptica.

—¿Y cuánto de verdad hay?

—Voy a hacer un spoiler. No he visto a la virgen, y he estado ya tres veces, cuatro porque volvimos, aunque en el libro narro tres viajes. Pero sí es verdad que allí pasa algo. Hay algo sobrenatural, algo que está cambiando el corazón de la gente. Pensaba que solo iba gente creyente, pero nada más lejos, hay mucha gente que no cree en nada y que curiosamente algo les toca y le cambia la vida. Es lo que me pasó a mí. Yo, como Santo Tomás, hasta que no veo las cosas no me las creo. Y vi presuntos casos de posesión, he visto lo que llaman la danza la sol, he percibido el olor a rosas… Fenómenos que rodean a apariciones marianas, en Lourdes y Fátima sucedieron. En el libro no trato de convencer a nadie, es mi experiencia, y vengo con más preguntas que respuestas.

—Estamos, dicen, ante el Lourdes o la Fátima del siglo XXI.

—Si, sin duda. Es un centro de peregrinaje, de Europa y del mundo. Hay sacerdotes confesando las 24 horas, de todas las nacionalidades. He visto cosas sobrenaturales, pero también me llama mucho la atención los frutos tangibles. Mucha gente joven, he estado en eucaristías con 60.000 personas, al aire libre. Concelebrando 800 sacerdotes en silencio absoluto. He recogido testimonios. A cada uno le toca el corazón de una manera. Allí sentí una paz sobrenatural. Entiendo que es complicado creer en esto, pero aunque sea para desmentirlo, yo me cogería las maletas e iría. No he conocido a nadie que venga defraudado. Y no es que aquello sea un parque de atracciones de lo sobrenatural, para nada.

—¿Por qué dice que iba buscando casos de posesión demoníaca y se dio de bruces con sus propios demonios?

—Después del primer viaje, ya no me interesaban tanto las posesiones. Me desbordó de tal manera lo que pude experimentar… para bien. Dicen que el verdadero Medjugorge empieza en tu día a día, y yo me di cuenta del Pablo lleno de sufrimientos, prejuicios, cosas profundas que yo llevaba. Esos eran mis verdaderos demonios y fue con los me encontré y a los que pude expulsar de mi vida.

—Edita Custodian Books. Lo definen como un libro de viajes, de misterio y de búsqueda. ¿Es un libro para creyentes?

—Todo lo contrario. Tenía miedo cuando lo iba escribiendo, pensando en por quién me tomarían. En mi redacción pasé por todas las secciones, y lo que llevo ahora son deportes, nada que ver. Pero si somos unos 50-60 en plantilla, se han hecho con el libro 40-50. No hay uno solo y la mayoría no son creyentes que no me haya dicho que algo le ha despertado. Solo quiero que la gente me acompañe en la aventura, haga preguntas y extraiga conclusiones. Tocar el corazón (…) Europa pierde sus raíces cristianas a pasos agigantados, pero la gente se sigue preguntando qué hay después de la vida, a dónde vamos, por qué existimos. En Medjugorje hay una respuesta, y clara.

 

 

Fuente: La Voz de Galicia