Entrevista al nuevo presidente de Cáritas Interparroquial de Santiago

  • Luis Calviño hace un llamamiento a la caridad de los católicos para hacer frente a las necesidades que cubre Cáritas: las colectas han bajado tremendamente.
  • Cáritas es el organismo oficial de la Iglesia para el ejercicio de la caridad. No puede ser un sub organismo de las administraciones públicas.

La pasada semana tomaba posesión como nuevo presidente de la Cáritas Interparroquial de Santiago, Luis Calviño. Docente jubilado, Calviño tiene una amplia experiencia en Cáritas, de la que ya fue presidente en dos mandatos consecutivos, entre 1986 y 1994. Por tanto, han pasado veinticuatro años. Tiempo en el que, tanto en Cáritas como en la sociedad en general, se han producido cambios profundos.

Pregunta. ¿Cómo ha cambiado Cáritas desde su etapa como presidente?

Luis Calviño. Es completamente distinta. En mi primera época había sólo tres empleados fijos y en la segunda se contrató a una trabajadora social. Hoy hay nueve trabajadores fijos y cinco temporales, además de más de doscientos voluntarios, sobre todo en los departamentos de Juventud e infancia, donde hay muchos monitores de campamentos y en la Escuela de Tiempo Libre

En el trabajo del día a día la actividad es mucho más intensa que entonces. Hoy hay un servicio de atención primaria, cuya responsable es la trabajadora social, Berta , que se ocupa de las necesidades más urgentes, como los vales para la cocina económica, el pago de alquileres y recibos de luz y agua, la tramitación de documentos a los migrantes o la acogida al colectivo sin hogar.

P.- ¿Destacaría algún programa específico?

R.- Sí. Tenemos un programa a mi modo de ver muy interesante que se llama Aveiro. Es un piso cedido por el ayuntamiento de Santiago que va dirigido a familias monoparentales en situación acuciante. Buscamos que su estancia sea de tránsito. Se trata de solucionar la carencia urgente pero el objetivo es prepararlos para que encuentren un trabajo. Aquí entra en juego el Centro de Traballo y Cultura, que los orienta y les organiza cursos específicos para insertarlos en el mercado laboral.

También destacaría el programa de Cativos. Aquí está las colonias de verano, campamentos, aventureiros, la Escuela de Tiempo Libre y abarca desde Pitiños (los más pequeños) hasta monitores o profesores de la escuela. Pitiños es una especie de mini guardería en la que cuidamos de los más pequeños mientras sus padres, normalmente familias monoparentales, trabajan o están en algún curso.

P.- ¿Diría que Cáritas se ha profesionalizado?

R.- En cierto modo sí. Los programas en mi anterior etapa los desarrollaban voluntarios casi exclusivamente. En cambio, hoy Cáritas se mueve en un porcentaje muy elevado con subvenciones de las administraciones públicas. La Xunta, sobre todo, pero también la Diputación y el ayuntamiento de Santiago.

P.- ¿Esto es bueno?

R.- Es una situación que me preocupa. Me explico. De los ingresos del año pasado, el 25% provino de socios y donativos, el 12% de las colectas de la catedral y las parroquias. Pero un 48% fue dinero de las administraciones públicas. ¿Por qué me preocupa? Porque el peso del presupuesto de Cáritas debería provenir de sus socios y de las colectas. Ahora mismo estamos en manos de las administraciones públicas. No tenemos vida propia. Hubo una bajada enorme en las colectas que se hacen el primer domingo de cada mes. Sobre todo, en las colectas de la catedral, que tiene un ingreso prácticamente igual a la parroquia de Santa Susana y llamativamente inferior a lo recaudado en la parroquia de San Fernando. Por tanto, Cáritas, que debe ser el organismo de la Iglesia para el ejercicio de la caridad, más que organismo de la Iglesia hoy parece un sub organismo oficial de las administraciones públicas. Aquí convendría recordar a s. Pablo: si no tengo amor, nada soy.

P.- ¿Cubrir las necesidades básicas de las personas en riesgo de exclusión se ha encarecido?

R.- Enormemente. Ha bajado el número de prestaciones, pero aumentó mucho el precio de las mismas. Hoy, con menos usuarios tenemos mucho más gasto. Sobre todo porque se han encarecido mucho los alquileres, los recibos de la luz y el agua, la bolsa de la compra…

Además, en los últimos cinco años se ha dado un aumento considerable de migrantes, sobre todo latinoamericanos. Sus historias te ponen la carne de gallina. Te enseñan las fotos de sus casas en Venezuela o Cuba. Casas con piscina, con todas las comodidades del mundo… y se vienen con lo puesto. Son situaciones dramáticas.

P.- ¿Hay alguna problemática social que crea usted que cáritas no atiende o no lo hace suficientemente?

R.- Me preocupa muchísimo la soledad medular de la gente mayor. La tercera edad es una asignatura pendiente. Hay muchísima gente que está rodeada de personas pero que vive en una soledad terrible. Urge hacer algún centro de día, ya sé que los hay, pero este sería un centro en el que los ancianos conviviesen todo el día, haciendo su propia comida, su limpieza… y por la noche, respetando su intimidad, cada uno se iría a su casa. Pero compartir tareas ayudaría a crear vínculos afectivos. Lógicamente habría voluntarios y personal especializado para acompañarlos.

Y dentro del grupo de las personas en exclusión social o en riesgo de exclusión hay un grupo que me preocupa mucho. Es el grupo de los “vergonzantes”. Personas que antes de la crisis tenían un trabajo, un hogar… y que ahora no son capaces de acudir a cáritas o a otros centros de ayuda. Es un colectivo al que hay que acercarse con mucha delicadeza, pero hay que hacerlo porque carecen de muchas cosas básicas.

P.- ¿Hay alguna campaña fuerte en el horizonte inmediato?

R.- A la vista tenemos, el próximo año, la celebración de las bodas de oro de Arnela (el lugar en el que se realizan los campamentos de verano, en Porto do Son). Estamos organizando una semana lúdico-cultural. Queremos reunir al mayor número posible de personas que fueron monitores en los campamentos. También habrá un ciclo de conferencias para revivir la historia del campamento de Arnela, que comenzó con una tienda de campaña prestada por el ejército y hoy tiene salas con aire acondicionado.

Y por supuesto, la campaña de Navidad de todos los años y la campaña de material escolar.