- El arzobispo de Santiago anima a los catequistas a ser “sembradores de vida, de palabra y de esperanza” en el inicio del nuevo curso de catequesis celebrado en San Fructuoso.
- La Iglesia compostelana inicia su curso de catequesis 2025/2026 unida al espíritu del DOMUND y al mensaje del Año Jubilar Romano: una llamada a la misión, la oración y la esperanza.
La parroquia compostelana de San Fructuoso acogió este domingo la celebración eucarística que marcó el inicio del nuevo curso de catequesis 2025/2026 en la Diócesis de Santiago. La misa, presidida por el arzobispo de Santiago, monseñor Francisco José Prieto Fernández, fue transmitida en directo por la Televisión de Galicia (TVG) y reunió a numerosos fieles, familias y catequistas que quisieron participar en este comienzo del año pastoral.
Durante su homilía, el arzobispo invitó a todos los presentes a vivir este nuevo curso como un “tiempo de misión y tiempo de catequesis”, recordando que la tarea evangelizadora no se limita a un momento concreto, sino que constituye una actitud permanente en la vida de todo cristiano.

Monseñor Prieto Fernández se dirigió especialmente a los catequistas, a quienes animó a renovar su compromiso con la Iglesia y a asumir su labor como una auténtica vocación misionera. «La catequesis es siempre un tiempo y un momento permanente en nuestra vida como cristianos”, afirmó, subrayando que los catequistas son “sembradores de vida, sembradores de la palabra, sembradores de esperanza”.
El arzobispo subrayó asimismo que el inicio del nuevo curso de catequesis coincidió con la celebración del DOMUND, Jornada Mundial de las Misiones. En este sentido, quiso unir ambos acontecimientos bajo un mismo espíritu de envío y servicio. Recordó que “no hay misión sin oración” y evocó la imagen bíblica de Moisés sostenido por su pueblo durante la batalla, para expresar la importancia de la oración compartida: “Rezamos unos con otros y unos por otros. Hoy, por los catequistas”.
En su mensaje, el arzobispo también hizo referencia al Año Jubilar Romano, invitando a todos los fieles a mantener viva la esperanza en medio de las dificultades. “La esperanza que no defrauda es Cristo”, recordó, animando a que esa misma esperanza sea el centro de la misión catequética y de la vida de fe de toda la comunidad diocesana.

Durante la celebración, en la que también participó el delegado diocesano de Catequesis, Miguel López Varela, tuvo lugar el envío de un grupo de catequistas, que representaron a todos aquellos que, en parroquias, colegios y comunidades, entregan su tiempo y su vida al servicio de la fe. Padres y madres, abuelos, jóvenes, religiosos y laicos renovaron públicamente su compromiso de anunciar el Evangelio con alegría y dedicación.
El acto, cargado de simbolismo, concluyó con la bendición del arzobispo a los nuevos catequistas, gesto que reafirmó la importancia de su labor en la formación cristiana de niños, adolescentes y adultos.
El inicio del curso de catequesis en Santiago de Compostela se vivió, así, como una jornada de comunidad, esperanza y envío misionero, en la que la Iglesia compostelana renovó su compromiso con la educación en la fe y con la transmisión viva del Evangelio en todos los ámbitos de la sociedad.







