Invitación a la gallega

Querido diario, poco a poco me voy entonando después del verano. Está haciendo un buen septiembre para caminar. He estado algo pendiente del Viaje Apostólico del Papa a Budapest y a Eslovaquia. Como el mundo es ahora tan aldea, tan “pañuelo” y tan global, me impresiona ver que un “mindundi” como yo tenga conocidos allí como en Vigo o en Ourense.

La corresponsal de Cope en Roma, Eva Fernández, le entregó al Papa una flecha que apunta a Santiago de Compostela. “No se sienta con presión, ¿eh? Es sólo para recordarle cariñosamente”. A los periodistas les encantaría el Jubileo de Francisco. En nuestra tierra, acogedora por naturaleza y tal vez un poco orgullosa, la invitación sería más sutil: “Santidad, este señor no le va a molestar más”. O “Sto. Padre, los argentinos cuentan muchos chistes de gallegos pero puede venir igual…”

El Papa recordó la dignidad del Concebido aún no nacido, del Matrimonio y de muchísimas cosas más, perennes, llenas de valores para la sociedad actual, sumida en una gran “jaqueca medicalizada”. Francisco apuntó algo muy relacionado con el Camino: “Sed signos de contradicción…” (que no es lo mismo que ser hostiles) “… y difundid el buen perfume de la acogida”. El peregrino suda mucho antes de la “santa” ducha, pero en su microcosmos de pasos, aprende de todos.