Jornada de formación sobre código de conducta y buenas prácticas

En el encuentro participaron agentes de Cáritas de toda Galicia

La Jornada de Formación de directivos, responsables y voluntarios de las Cáritas de Galicia, celebrada en dependencias del colegio La Salle de Santiago, profundizó sobre el código de conducta y buenas prácticas de los agentes de Cáritas con menores y personas vulnerables, encargándose de la doble sesión expositiva el jesuita Miguel Campo Ibáñez (SJ). El encuentro fue presidido por el obispo de Mondoñedo- Ferrol y prelado acompañante de las Cáritas en Galicia, monseñor Luis Ángel de las Heras Berzal que durante su intervención recordó que “descubrir a quienes andan como ovejas sin pastor es una de nuestras misiones más preciadas como voluntarios, trabajadores, directivos, sacerdotes, consagrados al servicio de nuestros hermanos más débiles en Cáritas, para quienes estamos llamados a ser luces de misericordia”.

El director de Cáritas Diocesana de Santiago y coordinador de las de Galicia, José Anuncio Mouriño Rañó, fue el encargado de dar la bienvenida a los participantes y explicar la mecánica de la jornada. Recordó la importancia del tema que se iba a tratar, y que la formación “redunda en la mejora del servicio que prestamos en Cáritas”.

De la oración se a cargó Alfonso Gil, delegado episcopal de Cáritas Mondoñedo-Ferrol.

Las buenas prácticas

Miguel Campo Ibáñez dividió su exposición en dos apartados en los que profundizó sobre las buenas prácticas de los agentes de Cáritas y los necesarios códigos de conducta cuando se trata con menores y personas vulnerables. Comenzó indicando que “tenemos que tener el corazón más abierto a un tema que nos causa tanto dolor. Es algo que nos hacen sufrir mucho y tenemos que decir que muchas veces no hemos sabido escuchar adecuadamente a las personas objeto de abusos o agresiones”. Hizo especial hincapié en que este tipo de personas tienen  que ser escuchadas y acompañadas adecuadamente.

El conferenciante considera que si la Iglesia tiene que ser algo es ante todo, “casa segura para todos, y especialmente para los más pequeños y las personas en situación de vulnerabilidad”. Por tal motivo incidió en que es necesario implantar programas de buenas prácticas para “luchar contra esta lacra. No podemos olvidar que es un tema en el que todos estamos comprometidos”.

Entornos seguros

Durante su intervención habló de que es necesario crear un entorno seguro “en donde las personas se puedan sentir acogidas y donde puedan experimentar lo que es nuclear en nuestra vida, que es acercar las personas a Dios”. Insistió en que la comunidad tiene que ser acogida, tiene que ser sanación, y que el abuso es todo lo contrario: “Es la perversión total de nuestro ser. Por eso estamos empeñados precisamente en eso: en que todos nuestros espacios de Iglesia sean seguros para todas las personas, pero especialmente para los menores y las personas vulnerables”.

Habló de que todos en la Iglesia, muchas veces desde la perplejidad, y siempre desde el dolor, “hemos venido viviendo, primero con las noticias llegadas desde otros países y finalmente desde nuestra propia Iglesia española, la realidad de la existencia de abusos sexuales, de conciencia y de poder”.

Escucharlas siempre

Recordó que los papas especialmente Benedicto XVI y Francisco, se han movilizado para responder de la mejor manera posible a las víctimas y a la comunidad eclesial. “Ellos nos vienen lanzando a los católicos una llamada a convertirnos todos nosotros, en creadores de entornos seguros, primero en la Iglesia, pero también en toda la sociedad”.

Hizo hincapié en que la realidad de los abusos sexuales, de poder y de conciencia “nos descolocan pues suponen la perversión radical y absoluta de lo que queremos ser, como seguidores de Jesús de Nazaret”. Incidió en que las personas deben ser reconocidas y tratadas “en toda la profundidad de su dignidad como hijos de Dios, como personas humanas”.

En sus últimas palabras dejó constancia de que con las víctimas es necesario y fundamental escuchar, tomar medidas de precaución, comunicar y ser transparentes. “Todos tenemos que ser conscientes de la gravedad de este problema y la necesidad de colaboración de forma clara y directa”. Sobre este particular mencionó tres aspectos de gran importancia: Ser conscientes de la gravedad de la situación problema, reaccionar en el día a día de forma racional y clara y la formación de agentes de creación de entornos seguros.

Eucaristía

La Eucaristía fue presidida por el obispo acompañante de las Cáritas en Galicia, monseñor Luis Ángel de las Heras, concelebrando con delegados episcopales de las Cáritas gallegas. Durante su homilía insistió en que “el tesoro inviolable de cada persona que se acerca a Cáritas, como a cada miembro de la Iglesia, nos ha de desvelar nuestro poder de servicio que da vida, jamás un poder de dominio ni abuso que trae muerte”. Considera que interiorizar el sufrimiento ajeno nos conduce a curar, a reparar, a liberar y “a poner todos los medios a nuestro alcance para que no haya más heridos, teniendo especial cuidado con quienes se acercan pidiendo ayuda y confiando en nosotros”.

Monseñor de las Heras mencionó que es necesario el compromiso para que “nadie que llegue hasta nosotros quede defraudado ni, de ninguna manera, abusado o vulnerado”. Insistió en que nadie que acuda a Cáritas, o a cualquier otro ámbito de la Iglesia, tenga que decir que, “habiendo buscado y esperado luz de misericordia, apoyo y consuelo para iluminar, liberar o reparar su vida, ha encontrado tinieblas de confusión, miedo, vergüenza, culpa, angustia, amargura, inhumanidad… inimaginables”.

Finalmente pidió que entre todos contribuyamos decidida y valientemente “a construir una Iglesia y una sociedad libres de abusos de todo tipo”.