- Las mujeres en la cárcel sufren una doble condena; por ser mujeres y por estar presas.
- La Pastoral Penitenciaria tiene un buen prestigio. Durante la crisis muchas ONG suspendieron actividades, pero la Iglesia permaneció.
Este sábado se celebró en Santiago la VI Jornada Interdiocesana de Pastoral Penitenciaria. Es, tal vez, una de las pastorales más desconocidas y también de las más difíciles por las peculiares circunstancias en las que se desarrolla. Para acercarnos algo a esta realidad, entrevistamos al Secretario de la Pastoral Penitenciaria de la diócesis, don Juan González Redondo.
Pregunta.- ¿Con qué objetivo se convocó esta jornada de Pastoral Penitenciaria?
Respuesta.- La jornada nació con la idea de que las pastorales penitenciarias de las diócesis de Galicia colaborasen en la consecución de tres objetivos básicos. El primero es tener un encuentro fraterno para conocer las distintas experiencias en las que trabajamos. En segundo lugar, se procura dar un tema de formación del voluntariado, estar en conexión con la pastoral penitenciaria española. Y en tercer lugar, crear sensibilidad en las parroquias y acercarnos a gente que pueda tener una inquietud por nuestra pastoral.
Pregunta.- ¿Qué destacarías de las conferencias de este año?
Respuesta.- Lo más relevante es el ponente, que este año fue el Director de la Pastoral Penitencia de la Conferencia Episcopal, Florencio Roselló. En la primera charla nos presentó la Pastoral Penitenciaria en España, sus objetivos. Y en la segunda nos habló de la necesaria relación y vinculación entre la parroquia y la Pastoral Penitenciaria.
Pregunta.- Dices que la pastoral penitenciaria es más que la mera atención carcelaria. ¿qué aspectos comprende la pastoral penitenciaria?
Respuesta.- Hay tres dimensiones que intentamos trabajar. En primer lugar la asistencia religiosa a los presos y presas católicos.
En segundo lugar tenemos un programa social que lleva Cáritas diocesana, que está muy volcada con nuestra pastoral, y en el que se atienden necesidades de todo tipo. Hay muchas carencias educativas, sanitarias… Hace poco se firmó un convenio entre Cáritas, la pastoral e Instituciones Penitenciarias para tener un servicio de oftalmología. Gracias a la colaboración de Cáritas tenemos dos pisos en A Coruña. Uno para que los presos sin vinculación familiar puedan tener una casa de acogida durante sus permisos carcelarios. Y otro de acogida para presos que llevan tiempo en la cárcel y puedan estar desarraigados.
Y el tercer aspecto es la atención jurídica. Un preso tiene una especial vinculación con la administración de justicia. Tiene muchas necesidades de tipo familiar. Hay muchos temas de extranjería. Tenemos dos voluntarios juristas en Teixeiro para complementar esa atención.
Pregunta.- ¿Cuántos presos solicitan la atención de la pastoral penitenciaria?
Respuesta.- Son muchísimos. Atendemos por ejemplo a muchas personas que no son católicas. Son cientos los reclusos que se acercan a nuestros talleres o que reciben algún tipo de ayuda por nuestra parte. En Teixeiro puede haber más de cuarenta nacionalidades distintas. Hay católicos, pentecostales, evangélicos, musulmanes o ateos. Hemos llevado a musulmanes el horario de sus rezos bajado de Internet. La cárcel es un mundo donde las etiquetas de la calle desaparecen o se viven de un modo muy distinto.
Pregunta.- ¿Hay diferencias entre la situación de hombres y mujeres en la cárcel?
Respuesta.- Muchísimas. Por cada diez hombres presos hay una mujer. En Teixeiro hay un módulo de mujeres, con más de 60 internas. Es un módulo especialmente duro. La mujer, por su condición, sufre un mayor estigma social, tiene mayor carga familiar, una posición de más indefensión dentro de la cárcel. Además, las mujeres, al ser pocas, no están clasificadas. Están mezcladas, lo que lo convierte en un módulo muy difícil. Las mujeres en la cárcel sufren una doble condena.
Pregunta.- ¿Mujeres y hombres acuden por igual a vuestros servicios o hay diferencias notables?
Respuesta.- No percibo diferencia entre sexos. Depende de la presencia que tengamos en la cárcel. En Teixeiro hay 17 módulos. Procuramos tener una mayor presencia en el de las mujeres, precisamente por las mayores carencias que tienen.
Pregunta.- ¿Cuántos voluntarios están implicados en la Pastoral Penitenciaria?
Respuesta.- Tenemos un servicio de celebraciones religiosas atendido por cuatro capellanes. También tenemos unos 15 voluntarios que entran dentro de la cárcel y que llevan actividades de oración, apoyo educativo… Y hay cinco voluntarios que acompañan en los pisos de A Coruña. También tenemos voluntarios para atender en el módulo de custodia que hay en el hospital de A Coruña.
Pregunta.- ¿Qué tiene que decir, o aportar, la Iglesia en este tema?
Respuesta.- La Iglesia lo que puede ofrecer es esperanza. Esperanza en que estas personas se recuperen. Esperanza en una sociedad más solidaria, más abierta, en la que el otro, el diferente, deje de estar bajo sospecha. La Iglesia puede llevar esperanza, puede llevar respeto, fraternidad. Nuestra Constitución marca que los objetivos de las penas privativas de libertad son la reinserción social y la reeducación de los presos. Es un gran objetivo en el que la Iglesia colabora y que a veces parece que se diluye. Pensemos por ejemplo, en cómo se retuerce el código penal para endurecer las penas. La situación más extrema es la pena perpetua revisable. Se nos quiere vender que endureciendo las penas tendremos una sociedad más segura, y eso no es cierto.
Pregunta.- ¿La colaboración con los distintos gobiernos ha sido buena?
Respuesta.- Tengo poca trayectoria como para tener una opinión. Sé que en la época de Zapatero, con la Directora General Mercedes Gallizo, hubo una muy buena colaboración en la pastoral penitenciaria. Creo que en general ha habido una buena colaboración, porque más allá de las posiciones ideológicas la Pastoral Penitenciaria tiene un buen prestigio. Está bien vista en general. Durante la crisis muchas ONGués tuvieron que suspender actividades. En cambio la Iglesia Católica en general, y Cáritas en particular, permanecieron.