Nos dice el catecismo de la Iglesia que somos a imagen de Dios porque somos capaces de conocer u amar al Creador, porque el hombre es la única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por si misma; “sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta es la razón fundamental de su dignidad”
Y continúa enseñándonos el catecismo que “Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar.”…” La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios …no es “producida” por los padres—, y que es inmortal: no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final.”
El hombre y la mujer son, con la misma dignidad, “imagen de Dios”. En su “ser-hombre” y su “ser-mujer” reflejan la sabiduría y la bondad del Creador.
Creados a la vez, el hombre y la mujer son queridos por Dios el uno para el otro. La Palabra de Dios nos lo hace entender mediante diversas expresiones en el Génesis, es carne de mi carne, que estén hechos el uno para el otro “el uno para el otro”: no es que Dios los haya hecho “a medias” e “incompletos”; los ha creado para una comunión de personas, en la que cada uno puede ser “ayuda” para el otro porque son a la vez iguales en cuanto personas.
Entre los fieles cristianos todos, según su propia condición y oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo.
Son muchas, muchas las referencias en que nuestro catecismo hace referencia a la dignidad del ser humano.
Por el camino de una vida digna vamos a caminar en este camino virtual.