La EDAP: una nueva etapa nos espera

Cuando el día veintitrés de junio del año dos mil quince se reunía por primera vez la Comisión para la formación de los laicos, nadie podía imaginar que conseguiríamos llegar hasta el punto en que nos encontramos. Ese día se reunían ocho responsables de las experiencias formativas más significativas de la Diócesis, con el fin de narrar su historia y de dialogar sobre la posibilidad de hacer un plan de trabajo conjunto. Tres años después, la Comisión se ha renovado, el Plan  inicial se ha perfilado definitivamente, y el primer tramo formativo ha concluido.

Efectivamente, entre los meses de septiembre de 2017 y de junio de 2018, en los veintiséis Centros de la Escuela Diocesana de Agentes de Pastoral (EDAP), se ha ofrecido el primer curso del Itinerario Diocesano de Discípulos Misioneros. Nacida de la inquietud expresada por la mayoría de los grupos de reflexión sinodal, de la necesidad de coordinar las ricas y plurales experiencias formativas en marcha en nuestra Diócesis, y de la necesidad de capacitar a los laicos que de forma creciente van a colaborar con los pastores en las futuras Unidades Pastorales, la EDAP ha cumplido sobradamente sus principales objetivos: ayudar a redescubrir la vocación cristiana, despertar y cultivar la espiritualidad laical  y, con la ayuda del Espíritu Santo, configurar como discípulos misioneros a más de mil laicos de nuestra Iglesia particular.

La tarea no ha sido fácil. A las muchas horas dedicadas a la planificación por parte de la Comisión hay que añadir el trabajo de los tres responsables de cada Centro: un coordinador que ha cuidado la intendencia y ha coordinado la marcha formativa, un  animador laico que ha introducido en los ministerios laicales y un predicador que ha realizado el anuncio del núcleo de nuestra fe. Su tarea se ha desarrollado durante catorce sesiones de hora y media a las que se ha añadido una Asamblea inicial del curso y otra final el día nueve del pasado mes de junio.

Una vez dejemos atrás el descanso estival, continuará el trabajo organizativo centrado principalmente en la configuración de los grupos de formación allí donde se congreguen un mínimo de diez participantes, en seis sectores pastorales como son la liturgia (de momento están preinscritas 215 personas) catequesis (195), pastoral familiar (32), pastoral de la salud (29), voluntariado de Cáritas (55) y Medios de Comunicación Social (17). A estas seis “especialidades” se añadirá un curso complementario (132 preinscritos).

Antes del comienzo de las sesiones formativas, las delegaciones responsables de impartir esta formación específica habrán de preparar los temarios y de capacitar a los educadores que la van a impartir. Y, en fin, a lo largo del mes de octubre se reanudarán las sesiones formativas.

También la próxima etapa del camino será dura. Efectivamente, durante el próximo período, tendremos la oportunidad de capacitar ministerialmente a los laicos que se vienen formando en la EDAP. Pero la diversificación de los sectores formativos saldrá a nuestro paso con un dilema: optar por mantener cohesionado el grupo dirigiéndolo hacia una formación determinada, o inclinarse por facilitar la dispersión en busca de una preparación más plural. Sin descalificar la primera opción, debemos recordar que el objetivo de la Escuela es preparar agentes para una pastoral misionera y capaz de evangelizar al ser humano en su realidad concreta, no tanto formar comunidades. Este objetivo sumamente loable puede priorizarse una vez concluido el proceso.

Sin duda, el Espíritu del Señor nos ha iluminado y nos ha dado fuerzas a lo largo de estos últimos años y, particularmente, durante el último curso. A Él nos encomendamos también para que el reto de futuro que se nos presenta no nos conduzca al desánimo ni a la deserción.

+ Jesús,
Obispo Auxiliar de Santiago

 

Artículo publicada en la “Barca de Santiago”