El Papa ha dedicado estas últimas semanas del año a hablar de conversión. Lo ha hecho en la catequesis de 8 de noviembre citando a Madeleine Delbrêl recogiendo estas palabras de la santa “Una vez que hemos conocido la palabra de Dios, no tenemos derecho de no recibirla; una vez recibida no tenemos derecho de no dejar que se encarne en nosotros, una vez encarnada en nosotros no tenemos derecho de tenerla para nosotros: desde ese momento pertenecemos a aquellos que la esperan.” que el Papa interpreta así “Evangelizando se evangeliza a uno mismo”.
El Papa presenta el testimonio de conversión de esta mujer a través de unos amigos creyentes. Al conocer a Cristo, Delbrêl cambió su vida y la dedicó a los habitantes de las periferias y a los pobres de París. Y dice el Papa que este tipo de relación es buena, no solo porque promueve conversiones, sino que “nos enseña que también los ambientes secularizados son de ayuda para la conversión, porque los contactos con los no creyentes provocan al creyente a una continua revisión de su forma de creer y a redescubrir la fe en su esencialidad”
Pero la conversión está presente en todas las actividades papales de estos días. A la Renovación Carismática Católica- Charis- que hace unos seminarios de vida nueva impactantes, le invita a, no cerrarse a hacer estos seminarios sólo destinados a las grandes estructuras o líderes, les invita a ir más lejos, e ir a parroquias y responsables locales y, les anima a que después del seminario realicen “itinerarios formativos que ayuden a tener viva la gracia recibida, y sostengan un proceso gradual de crecimiento en la fe, en la vida de oración, en la conducta moral; así como la participación en los sacramentos y en la acción caritativa y misionera de la Iglesia.” E insiste, que hay que promover en toda la Iglesia el ejercicio de los carismas, alentar la profundización espiritual y la santidad de las personas que viven la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo, y sonreír porque si hay que dar una seña de identidad del cristiano el Papa lo tiene claro… y dice “díganme una seña: ¿qué hace la verdadera vida de renovación en una persona?”. Lo que me viene a la mente es que las personas que viven plenamente la renovación saben sonreír. Saben sonreír. Y esta sonrisa les ayudará a permanecer vigilantes en no caer en la tentación de los juegos de poder y de influencia, rechazando el deseo de primerar y de mandar. La auténtica tarea consiste en servir”
Aunque han sido muy hermosas las palabras que dirigió a los rabinos europeos, sobre la necesidad de caminar juntos y apoyarlos y estar centrados en que construyamos la paz a través de la “compasión, la justicia y el diálogo”, termina el resumen de hoy con la pregunta que le ha dirigido un niño ucraniano de 9 años al Papa el día 6 de noviembre “¿Me puedes explicar cómo se hace la paz?” Y el Papa responde pidiendo al niño que se acerque y luego nos dice a todos “ No existe un método para aprender a hacer la paz, no. Es un gesto: la paz se hace con la mano extendida, con la mano de la amistad extendida, siempre buscando el involucrar a la otra persona para caminar juntos. La mano extendida….así se hace la paz, saludando a los amigos, recibiendo a todos en casa. La paz se hace con el corazón y con la mano extendidos”
Terminando ahora si, ya, cuando la pereza te dice que te quedes la conversión del corazón te dice que extiendas tu mano al prójimo y a Cristo. Y el Papa nos dice que tenemos que ponernos en manos del Espíritu Santo que es “ quien hace que haya armonía en esa gran diversidad”
María Puy