La entretela: La fuente de la juventud

Para los que no son de siesta, las horas centrales del día, llenas de calor, permiten dedicar tiempo a la lectura entre las que ¿por qué no? Se pueden incluir los mensajes del Papa para las diversas jornadas que han tenido, o tendrán lugar, a lo largo del año.

Centrándose en la próxima jornada mundial de los abuelos y los mayores, que celebraremos todos el día 23 de julio, y para las que hay indulgencias plenarias, el Papa nos invita a dejarnos “rejuvenecer con la fantasía del Espíritu Santo”.

Esa fuente de la juventud, dice el Papa que se genera a través del encuentro y el abrazo de abuelos y jóvenes, especialmente, de aquellos jóvenes que viajarán a celebrar la JMJ a Lisboa. Y reflexiona el Papa sobre la importancia de que jóvenes y ancianos compartan vida, como Dios nos ejemplifica a través de sus santos, por ejemplo, al recoger el Evangelio la visita de María a su prima Isabel.

Porque señala el Papa Francisco que el encuentro “nos libra del inmovilismo en el actuar y de los remordimientos del pasado”. Quizás ya no seas tan joven ni tan anciano, pero dice el Papa que la vida en plenitud requiere el diálogo y la relación, que necesitamos poner en comunicación las generaciones, porque la vida es un proyecto que va más allá de nosotros mismos, pero en el que cada uno de nosotros es importante. Para mirar hacia adelante es necesario no dejar a nadie solo, ni en las familias ni en las comunidades.

Desde su propia experiencia, el Papa, invita a escuchar a una persona anciana porque ello ayuda a no reducir la vida al presente y a recordar que no todo depende de las capacidades personales, y que se debe tener en cuenta que la presencia de un joven da esperanza al mayor de que todo lo que ha vivido no se perderá y que sus sueños pueden realizarse.

Este domingo y siempre que se pueda, se tenga la edad que se tenga, se puede optar por compartir vida con la familia y vecinos, cuanta más gente, más rico será el encuentro. Prescindiendo de la edad, los mayores también podemos dar el primer paso e interesarnos por nuestros jóvenes y apoyarlos en sus inicios, como hicieron Simón y Ana en el Templo acercándose a unos padres primerizos.

 

María Puy Fraga