En verano hay cosas que salen natural, estar más alegres que de costumbre, hacer salidas, disfrutar de la naturaleza. El Papa, aprovechando las lecturas del día y los mensajes de las jornadas que se celebran en verano, reflexiona sobre todas estas circunstancias en clave creyente.
Para ponerse en situación de compartir alegría dice el Papa “ la presencia de Cristo resucitado en la propia vida, encontrarlo “vivo”, es la mayor alegría espiritual, una explosión de luz que no puede dejar a nadie “quieto”.
Incide el Papa en dos aspectos para estar alegres y es que no dejemos ahogar estos días con el uso de las redes sociales que nos inmovilizan. Dejando las redes viviremos siempre en movimiento al servicio del prójimo necesitado. Como segundo aspecto, el Papa propone no hacer las cosas a tontas y locas, o como él lo expresa“vivir superficialmente, a tomar todo a la ligera, sin compromiso ni atención, sin participar realmente en las cosas que hacemos”. En definitiva para transmitir alegría hay que vivir intensamente y participando.
El Papa también aprovecha la palabra, y el hecho de que las vacaciones estivales permiten salir para ver naturaleza y cultivos, usando las parábolas de Jesús que describen la siembra y el desarrollo de los frutos hasta la siega.
Si en julio, en la palabra del sembrador se centró en que la semilla de la palabra es lanzada por la misma mano, pero el que recibe esa semilla puede cuidarla o no, por lo que el resultado no será el mismo.
El domingo 23 además de su renovar su mensaje de que las generaciones convivan más, nos ha recordado que hay dos sembradores en la vida.
Dice el Papa sobre ello que el “bien y el mal crecen juntos” y que “no podemos crear un mundo perfecto y no podemos hacer el bien destruyendo precipitadamente lo que está mal, porque esto tiene efectos peores: acabamos -como se dice- “tirando el niño junto con el agua sucia”.” Y como dicen las lecturas de Julio, Dios actuando así, permitiendo que crezcan mal y bien juntos, está mostrando mucha indulgencia, para enseñar que el justo debe ser humano, y generador de buena esperanza.
Disfrutemos de la naturaleza y sus enseñanzas y compartamos la sana alegría que nos da tener un amigo que no deja a nadie quieto y así no tiraremos al niño junto con el agua sucia.
María Puy