En esta quincena vamos a detenernos en como el Papa propone algunas ideas que van a permitir disfrutar más de la vida.
Especialmente inspirador han resultado las palabras dirigidas a los jóvenes agricultores que le visitaron, a quienes denominó poetas de la tierra por dedicarse a vivir “ mirando al cielo y, desde que se levantan hasta que se acuestan, reconocen en los trinos, los mugidos o los relinchos el gozo o el miedo, el deseo o la satisfacción de la naturaleza que les rodea”.
Es posible vivir mirando al cielo, cada uno desde nuestro espacio personal. Si no podemos trabajar la tierra, el día a día nos ofrece otros espacios como son; los de la diplomacia necesaria para convivir o, prestar nuestra voz para difundir ideas que nos dirigen al bien común y que hoy están siendo atacadas.
A los embajadores que estos días le presentaron sus credenciales, citando a San Pablo (2Cor 5,20), les recuerda que somos embajadores de Cristo, y el Papa define a los embajadores con estas palabras; personas de diálogo; constructores de puentes y figuras de esperanza; personas con capacidad para controlar las emociones superfluas y superar las posiciones radicalizadas para encontrar soluciones aceptables; personas con capacidad de usar aquellas palabras que permiten evitar en conflicto, o la resolución de los mismos pacíficamente.
También interesante ha sido lo que en este mes de mayo el Papa ha dicho a toda la sociedad sobre el papel de la mujer en la sociedad tantas veces ideológicamente instrumentalizada “como argumento de contiendas políticas y de ideologías culturales que ignoran la belleza con la que ha sido creada”, sobre nosotras, para nosotras esta frase “si queremos saber qué es la humanidad sin la mujer, qué es el hombre sin la mujer, lo tenemos en la primera página de la Biblia: es soledad”
A unos educadores les recordó que se mueven entre el riesgo de dejar espacio para que los educandos mejoren sus capacidades y la prudencia de no hacerles sentirse abandonados.
No se puede resumir aquí las palabras dirigidas a los asistentes de la III edición del estado general de la natalidad; todas las palabras van dirigidas a promover un revulsivo que nos lleve a modificar los actuales patrones que nos llevan a la desaparición como sociedad, ante la falta de nacimientos.
Si queremos disfrutar más de cada minuto de nuestra vida hay muchos caminos, y en todos está el bien común.
María Puy