Estos días el Papa ha viajado a Trieste para celebrar la cincuenta semana social de los católicos de Italia. En esta ciudad portuaria y durante sus encuentros surgen propuestas para el verano
Dice el Papa, comentando las lecturas del domingo 7 de julio, que a Dios le gusta despertar la esperanza de los corazones desconsolados y soportar la fatiga del camino suscitando profetas. Y de sus palabras se puede deducir que, ayer igual que hoy, tendemos a considerar que los “profetas” están hechos de una pasta especial, por lo que cuando conocemos sus orígenes tendemos a rechazar su mensaje.
De hecho, dice el Papa, hablando del Evangelio en que Jesús visita su pueblo Nazareth, que los vecinos se escandalizan porque “no pueden explicarse como del hijo de José el carpintero, esto es, una persona común, pueda salir tanta sabiduría y la capacidad de realizar prodigios.” Y explica el Papa que “El escándalo, es la humanidad de Jesús. El obstáculo que impide a estas personas reconocer la presencia de Dios en Jesús es el hecho de que es humano….¿Cómo puede Dios, omnipotente, revelarse en la fragilidad de la humanidad de un hombre?” Y dice el Papa que ese es el escándalo de nuestra fe, y que tenemos que difundir esa humanidad, por que se trata de “una fe radicada en el Dios que se ha hecho hombre, y por lo tanto, una fe humana, una fe de carne, que entra en la historia, que acaricia la vida de la gente, que sana los corazones rotos, que se convierte la levadura de esperanza y germen de un nuevo mundo”
Y que mejor forma para este verano que hacer escándalo de la fe, usando la estrategia de aquel cura de de montaña, con varias parroquias a su cargo, al que el Papa le preguntó un día si conocía el nombre de sus feligreses y el le contestó, yo conozco incluso el nombre de los perros de cada familia.
Porque, para quien tienda a pensar que un profeta va a decir palabras grandilocuentes, una vez más las palabras del Papa nos dicen que hay gestos pequeños de los que surgen grandes mejoras. Quien conoce a sus vecinos y a sus perros es alguien que ha convivido con ellos y puede ponerse al servicio del otro y por tanto acercarnos a todos a la Vida, también durante el verano.
María Puy