La maravilla de pensar

Hace unos años, el filósofo español Fernando Savater publicaba el libro Figuraciones mías. Sobre el gozo de leer y el riesgo de pensar (Ariel, 2013), y decía a colación de esta obra: “Piense usted. Como quiera y pueda, pero piense. Luego razone su pensamiento con los demás, para pensar mejor”.

Ayer, festividad de Santo Tomás de Aquino, uno de los grandes pensadores de la historia, reflexioné sobre la maravilla de pensar. Caminaba por el claustro de San Martín Pinario, en Santiago de Compostela, y el silencio era solo suspendido por la hermosa cadencia del agua que manaba de su fuente central. Me dirigía a una de las sesiones del I Congreso Jacobeo de Pensamiento Multidisciplinar, un evento “de los que llenan”.

Decimos que llena porque una cuestión que salió a relucir fue la rapidez con la que vive el hombre actual, el exceso de ruido y la inmediatez que busca en muchos de sus procesos vitales. Mientras que otro motivo del que se habló fue el de la poca promoción e incluso el desincentivo hacia el debate intelectual.

Este congreso, inaugurado y clausurado por Julián Barrio, analizó numerosos temas (psicología, medicina, bioética, economía y empresa, ecología, derecho, periodismo, sociología, política, filosofía) desde el enfoque del humanismo cristiano y con perspectiva multidisciplinar.

Participaron profesores de la Universidad de Santiago (doctores: Juan Jesús Gestal Otero, Antonio Carlos Pereira Menaut, Miguel Anxo Bastos Boubeta), de la Universidade da Coruña (doctores, Matías Membiela Pollán, José Atilano Pena López, Javier Sanz Larruga, Valentín Alejandro Martínez Fernández y Antonio Erias Rey), del Instituto Teológico Compostelano (doctores, José Antonio Castro Lodeiro, Ricardo Sanjurjo Otero y Carlos Miramontes Seijas). De la Fundación Pablo VI (Dr. José Ramón Amor Pan) y del Instituto de la Familia de Ourense (Dr. Xosé Manuel Domínguez Prieto).

Las sugerentes presentaciones propiciaron un debate vivo, que fue muy gratificante para todos los ponentes y para el nutrido público. Por momentos pareció experimentarse aquello de Henri Dominique Lacordaire que dice “pensar es moverse en el infinito”.

Fueron dos días en los que se departió sobre: la importancia de la relacionalidad “auténtica” para el bienestar; los efectos y los costes de la pandemia del Covid-19; el post humanismo; el vínculo entre lo socio-moral y la economía; la ética en el ámbito empresarial; los conflictos socio-políticos y las guerras culturales; la decadencia mediática y la comunicación efímera; la relación entre la felicidad y el ingreso personal; el vínculo entre la crisis ambiental y la crisis ética; el nihilismo jurídico y los problemas antropológicos del Derecho actual, …

Cerró el acto, con una disertación, el obispo auxiliar de Santiago de Compostela, Francisco José Prieto Fernández. Y clausuró Julián Barrio, impulsor de esta iniciativa, quien además se extendió sobre el reflejo que en el Camino de Santiago tienen la búsqueda espiritual del hombre y su sentimiento de inconformismo en el escenario actual.

Matías Membiela-Pollán

Artículo publicado en mundiario.com