Las capillas de San Mauro y Santa Margarita vuelven a abrir sus puertas

  • El nuevo párroco de Mourente, Pablo Carou, pretende “devolver la vida” a las ermitas con la recuperación de las celebraciones eucarísticas que habían dejado de oficiarse en 2018
Las capillas de San Mauro y Santa Margarita vuelven a acoger misas semanales después de tres años. El nombramiento de Pablo Carou como párroco de la feligresía de Santa María de Mourente permite recuperar el culto en las emblemáticas ermitas gracias al esfuerzo que está dispuesto a asumir el sacerdote para encontrar un hueco en su apretadísima agenda de oficios litúrgicos.
Don Pablo, como le denominan respetuosamente sus feligreses, recibió el encargo del arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, de hacerse cargo de la parroquia de Mourente –en la que ejerce su labor pastoral desde el pasado 17 de mayo– tras la muerte del anterior religioso, Severino Ramón Rey Lapido, el pasado 27 de abril.
“Las capillas volverán a tener vida”, anuncia el clérigo. Y es que ambas ermitas permanecían sin actividad desde junio de 2018 debido a la falta de sacerdotes y a la imposibilidad de que Don Severino, a quién su edad avanzada y delicado estado de salud desaconsejaron asumir una excesiva carga de “trabajo”. A todo ello se sumó el estallido de la pandemia y las restricciones sanitarias adoptadas en la celebración de los actos religiosos, que dibujaron un escenario nada propicio para la recuperación del culto. Aún así, el nuevo párroco abrió la capilla de Santa Margarita el día 7 de agosto, festividad de la patrona.
Don Pablo, uno de los dos capellanes del Hospital Montecelo (junto a Saúl Retamozo), además de atender Mourente también se encarga de la atención religiosa en las parroquias de Santa Mariña de Arcos da Condesa (Caldas de Reis), San Cristovo de Briallos (Portas) y San Breixo (Barro).
La restauración de los retablos de estilo neoclásico, afectados por las termitas, y la renovación del sistema eléctrico son las “prioridades materiales” que tiene la iglesia de Mourente, mientras que la capilla de San Mauro –que en principio tendrá misas entre semana y algún que otro sábado– precisa de nuevos bancos, instalación eléctrica, ajuar y libros litúrgicos actualizados.
Fuente: Diario de Pontevedra