Según postula Cebrián Franco, el nombre de “Lanzada” podría devenir de una rito supersticioso antiquísimo: el de quienes habrían acudido a la ermita para “lanzar” el meigallo y conseguir la fecundidad. De ese “lanzar” habría surgido “Lanzada”.
Nosa Señora da Lanzada es también invocada como protectora de los marineros y que, en opinión del citado investigador, es mucho más antigua que la Virgen del Carmen “traída a los lares gallegos por la acción de los carmelitas, ya en plena Edad Moderna. Los marineros de Noalla dicen que “Nosa Señora” no permitirá que ninguno de ellos perezca bajo las olas cuando naveguen sobre las aguas con sus frágiles dornas.
De entre las muchas leyendas hay una que refleja cierta rivalidad entre los habitantes del lugar y sus vecinos: se relataba que la virgen había sido robada en su santuario siglos atrás por los vecinos de San Vicente, en la península de O Grove. Ella misma habría regresado a su morada en su cama de piedra (en referencia a una piedra cercana a la ermita) por debajo del mar.